viernes, 30 de noviembre de 2007

ADVIENTO: TiemPo de EsPeRa...

"...Nuestra salvación viene de algo pequeño y vulnerable, de algo que apenas se nota. Dios, que es el creador del Universo, viene a nosotros en la pequeñez, en la debilidad, en lo oculto.
Para mí, este es un mensaje lleno de esperanza. De algún modo, sigo esperando acontecimientos grandes e impresionantes que me convenzan a mí y a los otros del poder salvador de Dios...


...Si no veo los pequeños signos de la Presencia de Dios (la sonrisa de un bebé, el juego despreocupado de los niños,las palabras de ánimo y los gestos de amor que ofrecen los amigos), permaneceré siempre expuesto a la tentación de la desesperanza.


El niño de Belén, el joven de Nazareth, el hombre desnudo de la cruz, él pide mi atención completa. La tarea de nuestra salvación se lleva a cabo en medio de un mundo que continúa gritando y abrumándonos con sus demandas y promesas. pero la promesa se esconde en la rama que saldrá del tronco, una rama a la que nadie le presta atención.


Hace tiempo vi una película sobre la miseria humana y la destrucción que provocó la bomba de Hiroshima. Entre todas las escenas de terror y desesperación, sobresalía la imagen de un hombre escribiendo serenamente una palabra en caligrafía. Toda su atención estaba puesta en escribir esa palabra. La imagen transformaba la espantosa película en una llena de esperanza. ¿No es eso lo que Dios está haciendo? ¿Escribiendo la palabra divina de la esperanza en el medio de nuestro oscuro mundo?"




Henri Nouwen - Semillas de Esperanza.





(a propósito de "tiempo de espera" estuve releyendo las primeras entradas del blog, entonces era un tiempo "personal" de espera; si querés podés releer aquellas entradas en este, un tiempo de espera distinto, más compartido, más de todos.)

domingo, 25 de noviembre de 2007

de AmiGoS II...

Hace mucho tiempo, escribí esto para un buen amigo. Algunas cosas de estos días, y vivencias de algunos que están cerca, me hicieron recordar aquel tiempo en el que me sentía en plena noche. Pasó. Ya hace mucho tiempo. Quería rescatar de aquellos días este "poema", y compartirlo por dos cuestiones: una, para agradecer inmensamente a los amigos que quisieron y supieron regalarme entonces aquello que yo les pedía; y dos, para decirte a vos que te sentís desorientado/a, triste, ahogado/a, confundido/a... que hay amigos cerca, muy dispuestos a sostenerte, animarte, escucharte y acompañarte.

En medio de mi isla
que me angustia y que me aleja de la vida
regalame un mate del encuentro
que achica las distancias y me cura.
En medio del silencio que me duele
que me anuda la garganta y no me deja
que hable con "vos" y "voz" aunque quisiera
regalame tu más tierna y sostenida mirada
que me lee e interpreta aún sin las palabras.
En medio de las penas, de todo lo que duele,
de lo que me refleja "con el agua hasta el cuello"
regalame el respiro y la mano que salva
en clara invitación: levantate y andá.
En medio de la nada, del vacío y cansancio
de la búsqueda urgente del "último recurso"
regalame tu paz envasada en abrazos
que contienen y sanan, que rescatan y miman.
En medio de mi tiempo,
que siempre me retrasa el encuentro completo,
regalame tu espera, paciente y cariñosa
que me anima a confiar y abrir el alma entera.
An@

viernes, 23 de noviembre de 2007

De la ALEGRIA...

Los que me conocen, saben que me gusta decir "la vida me sonríe"; esos mismos que me conocen, bien saben que no siempre ha sido así. Hay cosas que me han hecho perder en algún tiempo la alegría y la paz.
Pensaba en las muchas situaciones que hoy pueden quitarnos esa alegría, la enfermedad de un ser querido, la partida de alguno de los nuestros, una separación, el quedarse sin empleo, las dudas fuertes que nos atraviesan, la falta de sentido, los propios pasos mal dados... Y algo me hizo volver a escuchar dentro la pregunta que surgió dentro con el Evangelio del domingo pasado: ¿en qué tenemos puesta nuestra seguridad? ¿En donde está el centro de nuestra esperanza y nuestra alegría?
Hablaba con algunos en estos días, que este tiempo de fin de año, es ya tiempo que se prepara al balance y a la revisón de ciertas cosas; decía "cuántas cosas para dar gracias"; y alguien se metió debajo de la mesa y adiviné un grito silencioso que decía "que este año se termine de una vez". No resulta fácil pensar y sentir la alegría como llamado y vocación del cristiano en medio de situaciones difíciles y dolorosas. Pero empiezo a intuír, que en la medida en que dejamos de luchar con la historia y aceptamos lo que nos pasa, hoy...aquí...y ahora...; una serena alegría (aún a pesar de los acontecimientos que puedan no ser favorables) empieza a tener morada en nosotros.
No es la alegría de los buenos tiempos, sino la alegría del que cree en una promesa y espera confiado: "Les daré una alegría que nadie les podrá quitar".

Señor, renueva mi espíritu
y dibuja en mi rostro
sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición.
Que mis ojos sonrían diariamente
por el cuidado y compañerismo
de mi familia y de mi comunidad.
Que mi corazón sonría diariamente
por las alegrías y dolores que compartimos.
Que mi boca sonría diariamente
con la alegría y regocijo de tus trabajos.
Que mi rostro dé testimonio diariamente
de la alegría que tú me brindas.
Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor.
Amén.-Madre Teresa de Calcuta

Que la vida les sonría!!!

jueves, 22 de noviembre de 2007

ReNovaRse es VIVIR!!

Tiempo de cambiar. Tiempo de imprimirle nuevo color a lo de todos los días. Es un lindo ejercicio esto de poner cosas nuevas y sacar otras que para hoy "ya no van". Revisar todo lo que está, lo que es. Evaluar...corregir... modificar...proyectar distinto. Pensar en otros mientras se llevan a cabo los cambios. Disfrutar del proceso. Animarme con el paso de otros. Reconocerme parte, marcando pequeñisima huella en medio del caminar inmenso de tantos y tantas otras y otros. Admirar. Hacer eco. Dar mis palabras.

El cambio en el blog es solo un signo visible de todas estas cosas que pasan por adentro.
Espero les guste.




martes, 20 de noviembre de 2007

ViVir El PreSenTe...

Puede no ser fácil, pero vale la pena intentar el ejercicio de ESTAR dónde ESTÁS. Parece juego de palabras pero no lo es. Significa estar plenamente presente en el momento, viviendolo intensamente y con todos los sentidos. Me vino ahora a la cabeza esta frase: "cómo solo me preparo para lo que debería pasarme, no me hallo preparado para lo que me pasa".
Mi deseo para vos y para mí, que el pasado no nos atrape, que el futuro no nos distraiga de más...sólo hoy...




"Es duro vivir el presente. El pasado y el futuro siguen acosándonos. El pasado con la culpa, el futuro con sus preocupaciones. Son tantas las cosas que han pasado en nuestra vida con las que nos sentimos incómodos, que lamentamos, que nos irritan, que nos llenan de confusión o, al menos, hacia las que tenemos sentimientos ambivalentes... Y todos estos sentimientos están con frecuencia teñidos de culpabilidad. Culpabilidad que nos dice: 'hubieras debido actuar de manera distinta de como actuaste; hubieras debido decir otra cosa que lo que dijiste'. Estos 'hubiera debido' mantienen nuestros sentimientos de culpabilidad sobre el pasado y nos impiden vivir plenamente en el momento presente.
Pero aún peores que nuestras culpas son nuestras preocupaciones. Las preocupaciones llenan nuestra vida de '¿qué pasaría si?' : '¿Qué pasaría si perdiera mi trabajo?, ¿qué pasaría si mi padre muriera?, ¿qué pasaría si faltara el dinero?, ¿qué pasaría si la economía se hundiera?, ¿qué pasaría si estallara una guerra?'. Todos estos 'si' pueden saturar hasta tal punto nuestra mente que nos hagan ciegos para las flores del jardín y la sonrisa de los niños en la calle, o sordos a la voz agradecida de un amigo.
Los enemigos reales de nuestra vida son los 'hubiera debido' y los 'si'. Ellos son los que nos tienen atados a un pasado inalterable y hacen que un futuro impredecible nos arrastre.
Pero la vida real tiene lugar aquí y ahora. Dios es Dios del presente. Dios está siempre en el momento presente, tanto si el momento es difícil como si es fácil, tanto si es alegre como si es doloroso.
Cuando Jesús habla de Dios, lo hacía siempre como si Dios estuviera continuamente en el momento y en el lugar en que nos encontramos. 'Cuando me veis a mí, veis a Dios. Cuando me oís a mí, oís a Dios'.
Dios no es alguien que fue o que será, sino el que es, y el que es para mí en el momento presente. Esta es la razón por la que Jesús vino a descargarnos de los fardos del pasado y de las preocupaciones del futuro. Él quiere que descubramos a Dios precisamente donde estamos, aquí y ahora".




H. Nouwen - Aquí y ahora.

lunes, 19 de noviembre de 2007

EnTrE el DesaLienTo y la EsPerAnZa...

Para Pensar un poco...
¿De qué lados estás? ¿Desde qué lugar se oye hoy tu voz?
Habla el Desaliento.
-Soy un hombre encorvado por el peso del desaliento y la experiencia de la vida. He vivido 50 años , 60 años. Soy un viejo lobo marino. Nada me ilusiona, nada me entristece, todo me resbala; estoy curtido por la vida e inmunizado.Fui joven. Soñé; porque sólo sueñan los que aún no han vivido. Mis árboles, en aquel entonces, florecían de ilusiones. Cada tarde, sin embargo, había un golpe de viento, y volaban las ilusiones. Me levanté y caí. Volví a levantarme y volví a caer. Sobre el horizonte de mi vista clavé las banderas de combate: Obediencia, Humildad, Paciencia, Pureza, Contemplación, Amor...Vi que los sueños y las realidades estaban tan distantes como el oriente del occidente. Me dijeron : “Aún puedes”, y de nuevo me embarqué en la nave dorada de la ilusión. Los naufragios se sucedieron. De nuevo me gritaron: “Aún es tiempo”y, aunque encorvado por el peso de tanta derrota, me empiné de nuevo sobre el pináculo de a ilusión. La caída fue peor.Hoy soy un hombre decepcionado. Yo no nací para ser un hombre de Dios. Me equivoqué de ruta. Pero no es posible regresar a la infancia feliz o al seno materno, para comenzar de nuevo.Miro atrás y todo es ruinas. Miro a mis pies y todo es desastre. No se si soy culpable de eso o no, ni siquiera tengo interés en saberlo. No se si luché con todas las armas o si puse toda la carne en el asador. ¿Importa algo? Nadie vuelve atrás.Lo que sí sé con certeza es una cosa: no hay esperanza para mí. Lo que fui hasta hoy y lo que soy ahora, lo seré hasta el final. Mi sepultura se levantará sobre la ruinas de mi propio castillo.
Habla la esperanza.
-Sobre la espuma de la ilusión habías levantado tu casa. Por eso se desmoronó una y mil veces, al vaivén de las olas. La arena de las playas fue el fundamento de tus edificaciones, y era inevitable la ruina.Tus reglas de juego fueron el cálculo de probabilidades y las constantes psicológicas, y los resultados están a la vista. Pero tengo una palabra final para decirte en este amanecer; Todavía puedes; aún es posible la esperanza; mañana será mejor.Comencemos otra vez.Si hasta ahora hubo ruinas, desde ahora habrá castillos de luz apuntando con su proa hacia vértices eternos. Si hasta ahora has cosechado desastres, recuerda: se avecinan centelleantes primaveras.Detrás de la noche cerrada hay alta montañas, y detrás de las montañas nocturnas viene galopando la aurora. Sólo es bonito creer en la luz cuando es de noche.Detrás del silencio respira el Padre. La soledad está habitada por la presencia, y allá arriba nos esperan el descanso y la liberación.Ven. Comencemos otra vez.Yo nací una tarde oscura, sobre un cerro pelado, regada con sangre, cuando todos a coro repetían: todo está perdido; no hay nada que hacer; murió el soñador: se acabaron los sueños.Nací del seno de la muerte. Por eso la muerte no puede destruirme. Soy inmortal porque soy hija primogénita del Dios inmortal. Aunque miles de veces me digas que todo está perdido, miles de veces te responderé todavía estamos a tiempo.Si hasta ahora los éxitos y fracasos fueron alternándose en tu vida como los días y las noches, desde ahora, cada mañana Jesús resucitará en ti, y florecerá como primavera sobre las hojas muertas de tu otoño. El vencerá, en ti, el egoísmo y la muerte. Sí, el Hermano te tomará de la mano y te conducirá por los cerros transformantes de la contemplación. Volverán a ondear tus antiguas banderas: Fortaleza, Amor, Paciencia...La Pureza levantará su desnuda cabeza de plata en tus patios de naranjos, y bajo todas las flores de tu jardín florecerá, invisible, la Humildad.Resplandecerás con el fulgor de los antiguos profetas en medio del pueblo innumerable. Y, al verte, todos dirán: Es un prodigio de nuestro Dios.Ven. Comencemos otra vez.Los pobres ocuparán el rincón más privilegiado de tu huerto. ¿Quiénes son esos que, como un enjambre, acuden presurosamente a ti? Son todos los olvidados del mundo, los que no tienen voz, ni esperanza ni amor. Vienen a beber de tus primaveras encendidas por el Resucitado.Mira: esas estrellas, azules o rojas, parpadean desde la eternidad y hasta la eternidad. Sé como ellas: no te canses de brillar. Siembra por los campos secos y por las agrias cumbres la misericordia, la esperanza y la paz. No te canses de sembrar, aunque tus ojos nunca vean las espigas doradas. Los pobres un día la verán.Camina. E l Señor Dios será luz para tus ojos, aliento para los pulmones, aceite para las heridas, meta para tu camino. Premio para tu esfuerzo.Ven. Comencemos otra vez.
PADRE IGNACIO LARRAÑAGA

de TiemPos de EsPeraNzA...

Me tomé el día para que la Palabra de ayer que oí en la misa, fuera entrando como esa lluviecita finita que te va mojando casi sin que te des cuenta. Digo, me tomé el día, porque el impulso ayer era escribir rápido lo que me había resonado dentro, y era tanto que estaba como aturdida (je). Y entonces, haciendo un gran manejo de mi ansiedad (ejem...todo un logro) me aguanté hasta hoy, y dejé que ayer hablara Manuel desde su Blog vecino.
Todo en este tiempo nos habla de "esperas-esperanzas". Y pensaba que, es justo en este tiempo, donde uno ya está cansado, agobiado por muchas cosas que salen al paso o que va tocando afrontar. Muchos nos reconocemos cansados simplemente por el trajin diario, las corridas, las preocupaciones propias y ajenas; algunos otros, desanimados y desalentados.

Pero ayer todo en las lecturas fue invitación a confiar, a no desanimarse, a seguir "esperando mientras construimos", a apoyar nuestra vida y nuestra esperanza, no en cosas pasajeras (aún aquellas que pueden ser muy válidas) sino en Él.

"Tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación"


Que Dios nos regale la gracia de aprender a esperar y confiar; y de ser optimistas frente a las muchas cosas que nos sacuden y amenazan quitarnos paz y alegría. Seguimos caminando y "vamos por más".


"El fruto de la esperanza"


"... Mientras el optimismo nos hace vivir como si las cosas fueran a arreglarse pronto, la esperanza nos libera de la necesidad de predecir el futuro y nos permite vivir en el presente, con una confianza profunda en que Dios nunca nos dejará solos, sino que colmará los más profundos deseos de nuestro corazón.
En esta perspectiva, la alegría es el fruto de la esperanza. Cuando tengo una confianza profunda en que Dios está hoy realmente conmigo y me mantiene a salvo en su abrazo divino, guiando a cada uno de mis pasos, puedo liberarme de la ansiosa necesidad de saber cómo será el día de mañana, o qué ocurrirá el mes que viene o el año próximo. Puedo estar enteramente donde estoy y poner mi atención en tantos signos de amor de Dios como encuentro dentro de mí y a mi alrededor.
... Cuando confiamos profundamente en que el día de hoy pertenece al Señor y que el día de mañana está a salvo escondido en el amor de Dios, nuestros rostros pueden relajarse, y podemos devolver la sonrisa a quien nos sonríe."


Henri J.M. Nouwen. Aquí y Ahora. Viviendo en el Espíritu.

domingo, 18 de noviembre de 2007

INVITACIÓN

Iba a copiarme la entrada de hoy del Blog de Manuel, porque me parecieron palabras que a más de uno de los que andan por acá les haría bien leer. No lo voy a copiar porque ya está escrito, y así de paso, si todavía no se asomaron a ese blog, lo hacen; hay cosas interesantes, profundas, sencillas, lindas que bien valen para nutrir el espíritu y seguir en camino.
Sobre el final de la columna de la izquierda, en los RECOMENDADOS: Amigos de Thomas Merton -ver especialmente: La gozosa espectativa de la fe.

martes, 13 de noviembre de 2007

ComParTo...


Porque tuve el regalo inmenso de poder estar presente en la ceremonia de beatificación de Ceferino Namuncurá; es que siento necesidad y casi obligación de compartirles algo de lo vivido este domingo allí, en Chimpay (Río Negro).

Todo fue vivido a lo grande:
Los kilómetros……………muchos
La cantidad de personas……………..100 desde casa; allá: miles.
La emoción……………………infinita.
El regalo…………….inmenso.
Las sorpresas…………….muchas.
La vivencia………….intensa.

Hay cosas que difícilmente se puedan explicar, pero hago el intento, porque como te decía más arriba, siento casi la obligación de compartir lo que se me ha dado como regalo en estos días.
Nos fuimos preparando unos días antes, no solo para lo concreto del viaje en sí, sino también preparando desde dentro el corazón sabiendo y sintiendo que íbamos a participar en algo “histórico” como Iglesia y como parte de nuestro corazón salesiano.
Pero en los últimos días de preparación, mientras leíamos más y más sobre Ceferino, y nos adentrábamos en detalles de su vida, empezamos a sentir que esto más allá de lo “espectacular o histórico” era sin duda un signo fuerte de la Presencia de Dios entre nosotros, y que este acontecimiento tendría algo que decirnos en particular a cada uno.
Esas eran las expectativas, lo previo.
Y se vieron superadas ampliamente.
En lo personal me sentí feliz de haber podido estar ahí. Fue sin duda un regalo especialísimo. En medio de algunas vivencias de iglesia que a veces nos sacuden, nos desaniman, nos apenan; sentirse parte de esta Iglesia VIVA, ESPERANZADA, CREYENTE, y de TODOS, fue una dosis muy intensa de ánimo y de ganas de “ir por más” (permiso Horacio por la frase-invitación).
La emoción, en cada gesto, en cada canto, y en el solo hecho de estar ahí. La bendición de los mapuches (pueblo del que Ceferino fue parte) para los obispos; los cantos de ellos, las ofrendas. La alegría de todos los que estábamos. Las presencias. El sentirse “especialmente invitado” a estar ahí, sabiendo que muchos otros quisieron viajar y estar… y no pudieron. El poder rezar con todo el corazón, con toda la fuerza, por aquellos que lo necesitan especialmente en este tiempo (Pablo, Carlitos, Vani, Juan…).El poder saludar, sí, saludar y dar la mano aunque sea por dos segundos a Don Pascual Chávez, el Rector Mayor de los salesianos…el sucesor de DON BOSCO!! (Pensar que días antes ya me sentía contenta de saber que lo íbamos a conocer personalmente aunque fuera de lejos)… ¿Cholula? Quizás un poco, pero yo sentí que Don Bosco pasó por ahí, y que sigo creyendo en ese Dios que ama de manera especial a los jóvenes, no como “futuro” sino como PRESENTE.

Por último, sentir muy fuertemente la Presencia de Dios en medio nuestro; como en el canto de las ofrendas:

"Y te reconocemos, nuestro júbilo es este: Vos siempre estás".

Con estas sensaciones me quiero quedar y me gustaría contagiarte. Para que cuando nos invada la desazón, el desánimo, la desesperanza, volvamos a pasar por el corazón todo esto; y podamos reconocer otra vez, que en lo de todos los días, en lo que nos toca vivir en lo cotidiano…Él está, siempre está, invitándonos a seguirlo y a hacer que nuestra vida valga la pena ser vivida, con ideales altos, desde lo concreto de cada día. Como Ceferino.

viernes, 9 de noviembre de 2007

DesCalZarse Para eNtrAr en eL oTrO...

Una mañana en el retiro de Nazareth, me encontré con una expresión: “Descalzarse para entrar en el otro”.
Y me sentí impulsada a leer las palabras del Éxodo:

"no te acerques más, sácate tus sandalias,
porque lo que pisas es un lugar sagrado".

No tardé en ponerme en oración. Jesús me presentaba uno a uno a mis hermanos de comunidad y descubrí cómo habitualmente entro en el interior de cada uno sin descalzarme. Simplemente entro. Sin fijarme en el modo, entro.
Experimenté una fuerte necesidad de pedir perdón al Señor y a mis hermanos.
Sentí que el Señor me invitaba a descalzarme y luego a caminar.
Inmediatamente experimenté una resistencia:

"no quería ensuciarme"

Me resultaba más seguro andar calzada. Entonces vi dos cosas que me impiden entrar descalza en los otros: comodidad y temor.
Vencido ese primer momento comencé a caminar y el Señor a cada paso iba mostrándome algo nuevo.
Advertí cómo descalza podía descubrir: las alternativas del terreno que pisaba, distinguir lo húmedo y lo seco el pasto de la tierra.
Necesitaba mirar a cada paso lo que pisaba, estar atenta al lugar donde iba a poner mi pie.
Me di cuenta de cuántas cosas del interior de mis hermanos me pasaban por alto, las desconozco, no las tengo en cuenta para entrar calzada, la mirada puesta en mí o dispersa en múltiples cosas.
Pude ver también cómo descalza caminaba más lentamente, no usaba mi ritmo actual, sino tratando de pisar suavemente.
Donde mis zapatillas habían dejado marcas, mi pie no las dejaba.
Pensé entonces:
¡Cuántas marcas habré dejado en el corazón de mis hermanos a lo largo del camino!
Experimenté un gran deseo de entrar en los otros sin dejar un cartel que diga: ¡Aquí estuve yo!
Por último fui atravesando distintos terrenos. Primero el pasto, luego un camino de tierra hasta llegar a una subida y con piedras.
Sentí deseos ya de detenerme y volver a calzarme, pero el Señor, me invitó a caminar un poquito más.
Advertí que no todos los terrenos son iguales y no todos mis hermanos son iguales.
Por lo tanto, no puedo entrar en todos de la misma manera.
Esta subida me exigía caminar aún más lentamente y cuánto más difícil sea el terreno de interior de mi hermano, más suavidad y más cuidado debo tener para entrar.
Después de este recorrido con el Señor, pude ver claramente que descalzarme es entrar sin prejuicios y atento a la necesidad de mi hermano, sin esperar una respuesta determinada; es entrar sin intereses y despojada de mi alma.
Porque creo, Señor, que estás vivo y presente en el corazón de todos, y por ello es que buscaré detenerme, descalzarme y entrar en cada uno como un lugar sagrado.
Para ello sé Señor, que cuento con Tu Gracia.


(de Madre Teresa de Calcuta)

jueves, 8 de noviembre de 2007

La ResPuesTa...

Tomado del libro “¿Puedes beber este cáliz?”(H.Nouwen)
(Es algo largo esto, pensaba ponerlo en partes por si te asusta leer mucho de un tirón, pero no sé por donde cortarlo. A mí me hizo bien leerlo así: todo junto. Ahora, cuando lo comparto acá ya lo he leído casi veinte veces en estos días.)

He visto muchas copas: de oro, de plata, de bronce y de cristal, unas decoradas espléndidamente y otras muy sencillas, con unas formas muy elegantes y a la vez muy simples. Sea cual sea su material, su forma o su valor, todas hacen referencia al acto de beber. Beber, igual que comer, es uno de los actos humanos más universales. Bebemos para seguir viviendo o bebemos para acelerar nuestra muerte. Cuando la gente dice: «Bebe mucho» pensamos en el alcoholismo y en los problemas familiares que conlleva. Pero cuando decimos: «Me gustaría que vinieras a beber algo conmigo», pensamos en la hospitalidad, en la celebración, en la amistad y la intimidad.No es una sorpresa que la copa sea un símbolo tan universal. Abarca mucho de lo que hacemos en nuestra vida. Muchas copas hablan de victoria: las copas de fútbol, de tenis, son trofeos ardientemente deseados. Fotografías de capitanes levantando una copa victoriosa mientras sus compañeros de equipo los llevan a hombros están impresas en nuestra memoria como recuerdos de nuestra emoción en momentos de victoria. Esas copas hablan de éxito, de coraje, de heroísmo, de fama, de popularidad y de un gran poder.Muchas copas hablan también de muerte. La copa de plata de José, encontrada en el saco de Benjamín, huele a tragedia. Las copas de Isaías y Jeremías son las copas de la ira de Dios y de la destrucción. La copa de Sócrates era una copa envenenada que alguien le entregó para que pusiera fin a su vida.

La copa de la que habla Jesús no es ni un símbolo de victoria ni un símbolo de muerte. Es un símbolo de vida, llena de dolores y gozos, que podemos mantener en nuestras manos, que podemos levantar y beber como una bendición y como un camino de salvación.

«¿Podéis beber la copa que yo he de beber?», nos pregunta Jesús. Esta pregunta tendrá un sentido diferente cada día a lo largo de nuestras vidas. ¿Podemos abrazar con buen ánimo las penas y los gozos que nos llegan día tras día? En un momento dado puede parecer muy fácil beber la copa, y en ese momento podemos dar un sí rápido a la pregunta de Jesús. Pero quizá al poco tiempo, las cosas pueden parecernos completamente diferentes, y todo nuestro ser grita: «¡No, nunca!»

Debemos dejar al sí y al no, a ambos, que hablen en nosotros para llegar a conocer con mayor profundidad el enorme desafío de la pregunta de Jesús.Juan y Santiago no tenían ni la más mínima idea de lo que decían cuando respondieron que sí. Apenas entendían quién era Jesús. No pensaban en él como en un líder que sería traicionado, torturado y muerto en la cruz. Tampoco se imaginaban que sus vidas iban a estar marcadas por viajes agotadores, persecuciones terribles, que se iban a consumir en la contemplación o el martirio. Su primer sí tan fácil tuvo que ser seguido por muchos difíciles síes hasta que sus copas se vaciaron totalmente.¿Y cuál es la recompensa de una respuesta auténticamente afirmativa? La madre de Juan y de Santiago quería una recompensa concreta: «Manda que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando reines» (Mt 20:21). Ella y ellos tenían muy pocas dudas sobre lo que querían. Ambicionaban el poder, la influencia, el éxito, la riqueza. Se preparaban para ocupar un puesto relevante cuando los ocupantes romanos fueran expulsados del territorio y Jesús fuera proclamado rey y preparara su propio equipo ministerial. Querían ser su mano derecha e izquierda en el nuevo orden político.

Pero, a pesar de su mala interpretación, habían sido profundamente tocados por este hombre, Jesús. En su presencia, habían experimentado algo que nunca habían imaginado. Tenía que ver con la libertad interior, el amor, la preocupación por los demás y, sobre todo, con Dios. Sí, querían poder e influencia, pero sobre todo querían estar cerca de Jesús a toda costa. A medida que avanzaban en su camino personal al lado de Jesús, descubrieron gradualmente a lo que habían dicho sí. Oían cosas sobre ser siervo y no señor, sobre buscar el último lugar en vez del primero, sobre entregar sus vidas en vez de dominar la vida de los demás. Y en cada una de esas ocasiones tenían que hacer una nueva elección. ¿Querían seguir con Jesús o abandonarlo? ¿Querían seguir el camino de Jesús o buscar a algún otro que les diera el poder que deseaban?

Más tarde, Jesús les planteó el reto directamente: «¿También vosotros queréis marcharos? Pedro respondió: Señor, ¿a quién iríamos? Tus palabras dan vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que eres el santo de Dios» (Jn 6:67-69). Él y sus amigos habían empezado a intuir el reino del que Jesús les había estado hablando. Pero seguía en pie la pregunta: «¿Podéis beber la copa?». Dijeron que sí una y otra vez. ¿Y en qué quedó el tema de los asientos en el reino? Podrían no ser los sillones que habían esperado, ¿pero podrían estar más cerca de Jesús que los demás seguidores?La respuesta de Jesús es radical, como su pregunta: «... pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes lo ha reservado mi Padre» (Mt 20:23).

Beber la copa no es un acto heroico con una maravillosa recompensa. No es la ganancia fruto de un contrato. Beber la copa es un acto de amor desprendido, de inmensa confianza, de sometimiento a un Dios que les dará lo que necesiten cuando lo necesiten.La invitación de Jesús a beber la copa sin ofrecer la recompensa que esperamos es el gran reto de la vida espiritual. Rompe todos los cálculos humanos y todas las expectativas. Desafía todos nuestros deseos de seguridad por adelantado. Vuelve cabeza abajo nuestra esperanza para un futuro predecible y echa por tierra todas nuestras autosuficiencias y seguridades inventadas. Pide una confianza radical en Dios, la misma confianza que hizo beber a Jesús la copa hasta las heces.Beber la copa que bebió Jesús es vivir una vida en el espíritu de Jesús, que es el espíritu de un amor incondicional. La intimidad entre Jesús y el Abba, su Padre, es una intimidad de confianza completa en la que no se dan los juegos del poder, ni un consentimiento mutuo a unas promesas, ninguna garantía por adelantado. Se trata solamente del amor, puro, sin restricciones, ilimitado, totalmente abierto, totalmente libre. Esta intimidad le dio a Jesús la fuerza para beber la copa. Esta intimidad tiene un nombre, un nombre divino. Es el Espíritu Santo. Vivir una vida espiritual es vivir una vida en la que el Espíritu Santo nos guiará y nos dará la fuerza y el coraje para seguir diciendo sí a la gran pregunta.

AcepTaR...no es igual a ReSigNaR...

Esto que sigue es algo que encontré por ahi (desconozco el autor y lo lamento) Lo dejo para vos que no estás pasando el mejor momento. Para vos que esperabas que las cosas se dieran diferentes. Hay cosas que no salen como uno las pensó; pero cuando se logra aceptar, dentro se abre algo que nos libera y nos da un impulso nuevo para encarar lo que nos toca vivir.
"Lo saben todos los terapeutas, para superar algo hay que empezar aceptándolo.
Aceptar es reconocer que lo que ha ocurrido, ha ocurrido. Cada cual hizo lo mejor que pudo, pero no pudo ser. Ya está, no hay que darle más vueltas, las cosas son así. Cuando aceptas una situación, el mundo se abre de nuevos caminos. Comienzas a entender lo que ocurrió. El dolor existe, pero nuestra reacción a él no tiene que ser automática.
Resignarse es lamentar lo perdido. Desear que hubiese sido de otra manera. Esperar la revancha. Fantasear que las cosas cambien. Volver al comienzo. Resignarse porque no te queda otro camino te mantiene en el mismo camino, no ves las salidas.
Resignarse nos esclaviza. Aceptar nos libera."
Quiero usar hoy este espacio para compartirles una carta que nos prepara y nos ayuda a entrar distinto, en la celebración que se nos regalará este domingo.
El sábado saldremos en viaje para participar en la beatificación de Ceferino Namuncurá, indiecito mapuche de nuestra tierra que vivió tan plenamente su vida, que hoy es un signo fuerte de que para llegar a la santidad, basta con ser y vivir a fondo una vida que valga la pena ser vivida. Ya les compartiré a la vuelta, sensaciones y vivencias del domingo. Por ahora, solo la felicidad que siento de tener esta posibilidad de estar el domingo en Chimpay.


Uribelarrea, 31 de octubre de 2007

"Desde los márgenes de la Patria para ser útil a su gente"

A los salesianos,
miembros de la Familia Salesiana y
amigos/as de Don Bosco de la Inspectoría

Queridos hermanos y hermanas, amigos y amigas:
Les escribo a pocos días de la beatificación de Ceferino Namuncurá. Lo hago desde la Escuela Agrotécnica Salesiana “Don Bosco” de Uribelarrea terminando ya mi visita a esta bonita y prometedora obra salesiana. En la entrada hay un hermoso monumento, ahora embellecido por los alumnos y empleados, que data de 1952 y recuerda el paso de Ceferino por este lugar. Se lo ve con bombacha de campo, pañuelo al cuello y con una pala en la mano como quien está por salir a trabajar la tierra.
Ustedes saben que siendo alumno del Pio IX de Almagro al menos en un par de ocasiones Ceferino estuvo en esta Casa para tener un adecuado tiempo de descanso y cuidado de su salud. Aquí se vio a este noble indiecito, como él mismo solía llamarse, salir del encierro de los barrios porteños y volver a respirar hondo el aire de nuestras pampas, andar a caballo como los mejores jinetes y dedicarse a tareas del campo.
Ahora estamos a las puertas de su beatificación: el próximo 11 de noviembre en Chimpay, Río Negro, su lugar de nacimiento. A Ceferino ya la gente lo había hecho “santito” a su modo porque hace tiempo que es bien conocida la devoción y confianza de una gran porción del pueblo creyente en este gran pequeño de la patagonia. Es que Ceferino supo hacer en 19 años que su vida valga la pena ser vivida y eso, la gente sencilla lo supo reconocer muy bien.
De los márgenes de la patria surge este joven que fue llamado por Dios a ser modelo e intercesor especialmente de aquellos que hoy siguen estando en los márgenes porque son considerados “invisibles”, “nadies” o “sobrantes”.
Ceferino supo ser sí mismo. Sin ninguna duda se identificó siempre con su gente, la “gente de la tierra”, los “mapuches”. Le tocó sufrir el ser el hijo del gran rey de las pampas que tuvo que mendigar unas leguas de tierra y terminar como coronel del mismo ejército que fue el brazo armado de una “civilización” que avasalló la “barbarie”. Le tocó sufrir la discriminación racista de sus compañeros de los Talleres Nacionales de Marina en el Tigre y cierto rechazo inicial de algunos compañeros en el colegio salesiano de Almagro. No fue fácil, pero este adolescente mapuche llevaba en su sangre el fuego de querer hacer algo que valga la pena y con mucho esfuerzo logró en pocos años aprender el castellano, leerlo y escribirlo con una bella caligrafía y ganarse el aprecio de todos en la escuela. Aprendió muy pronto a escuchar su propio corazón y buscar por todos los medios la forma de serle fiel.
Ceferino supo soñar con darse a sí mismo. Pronto aprendió a gustar el regalo de su bautismo y el don de ser discípulo y, como tal, misionero. El don recibido no podía ser guardado. Antes incluso de conocer más a Jesús, ya había sentido en su corazón el deseo de jugarse por los demás: “papá, me duelen los infortunios de nuestra gente, quiero hacer algo. Quiero estudiar para ser útil a mi gente”. Por eso el Cacique Namuncurá lo lleva a Buenos Aires. A los dos años de estar con los salesianos y habiendo cumplido ya los 13, empapado de espiritualidad y deseos de santidad escribe a su director:
“Deseo en este día decirle unas cuantas palabras; pero como no puedo decírselas con la boca, porque tengo vergüenza, yo se las digo con la carta. En estos dos años y medio que estoy en este colegio, me ha gustado mucho…
“Estoy muy contento que el reverendísimo monseñor Cagliero me haya traído del campo para que sea un buen cristiano…
“Algún día, cuando sea grande, también le ayudaré a monseñor Cagliero a convertir indios. Los pobres que están allí no saben que hay Dios, no saben que Jesucristo derramó su sangre para salvarnos. Yo tampoco lo sabía que había Dios, cuando vine; pues debemos rezar por ellos para que se salven…”
Bastaron dos años experimentando el sistema preventivo de Don Bosco para que Ceferino descubriera que su deseo original de jugarse por su gente tenía que ver también con hacerles conocer y llevarles al Dios de Jesús. Hace unos pocos días en un breve correo electrónico que nos enviara el Rector Mayor a los inspectores de la Argentina nos decía que la beatificación de Ceferino viene a poner en evidencia no sólo la acción santificadora del Espíritu Santo sino también la eficacia de la educación salesiana, cuando ésta es realizada con calidad.
Estoy convencido que este hecho vuelve a proponernos el desafío de jugarnos todavía más por la calidad de nuestras propuestas educativo pastorales tanto en la escuela como en el centro juvenil, en el oratorio, en la parroquia y en los lugares de misión. Hicimos mucho pero estamos invitados a ir por más. Tenemos un tesoro inmenso, invaluable y precioso para bien de tantísimos jóvenes que nos están esperando en las márgenes de nuestras ciudades y pueblos o en las márgenes de nuestra sociedad en pleno centro… Estoy convencido que hay muchísimos jóvenes con un fuego dentro que los invita a jugarse por su gente, por su patria, por otros jóvenes que están todavía más necesitados que ellos.
Ceferino nos invita hoy a ser nosotros mismos y a hacernos prójimos de los demás. Su joven e inquieto corazón –escriben los obispos de la patagonia- se jugó por la verdad, fue libre para realizar su ideal. Supo volar asumiendo los riesgos y las renuncias de su opción. Tiene entonces un mensaje para todo joven que busca la verdadera vida. Celebrar su beatificación nos ayuda a hacer memoria, pero también nos ayuda a renovar la dimensión profética de nuestra fe. Su ideal de servicio y entrega, no exento de dificultades, nos enseña a no “achicarnos” en el seguimiento de Jesucristo. Ceferino y su mensaje nos estimulan a no callar por miedo o cobardía la buena noticia del Evangelio. Nos desafían a ser hoy signos proféticos del Reino, frente a la ambición de poder, al consumismo aplastante, a la indiferencia frente al dolor del hermano. Ser profetas que no se creen dueños de la verdad, sino sus servidores.
Al igual que varios de ustedes yo estaré en Chimpay el día 11. También estará allí el Rector Mayor y con él toda la Congregación y la Familia Salesiana. Ya desde el 8 estaré acompañando a un grupo de inspectores y otros visitantes venidos desde Italia y algunos otros lugares. Iremos a Junín de los Andes, Viedma y Fortín Mercedes, lugares donde la santidad salesiana se puso en evidencia en Laura Vicuña, Artémides Zatti y Ceferino. Tendré presente a cada salesiano y rezaré por cada obra y miembro del gran movimiento salesiano y sobre todo por los jóvenes del MJS de cada casa.
Que Ceferino nos ayude a hacer que nuestra vida valga la pena ser vivida. La Auxiliadora nos acompaña.
Con cariño,


P. Horacio A. López, sdb
Inspector

lunes, 5 de noviembre de 2007

CeLeBraR...

Hace bastante tiempo leí el libro "Las voces del Desierto" de Marlo Morgan. No es un libro "espiritual" o sí, puede serlo. Está escrito en forma de novela (para preservar la identidad de los protagonistas), pero no es ficción. Narra la experiencia de una médica que se adentra en el desierto australiano, y que comparte allí un camino con los aborígenes del lugar. Literalmente un camino, ya que lo que en pricipio parecía una pequeña excursión turística, se vuelva un viaje arduo, intenso, difícil, y a la vez emocionante y revelador. Este es uno de esos libros que hay en las ofertas de supermercado, que quizás no irías con la intención de comprar, pero que guarda en sus páginas mensajes lindos de esos que te hacen ver otro lado de las cosas.
Me gustaría dejarles un fragmento, que a mí me hizo pensar en nuestras celebraciones, en el sentido que le damos, en qué celebramos cuando celebramos.






"FELIZ NO CUMPLEAÑOS


Durante nuestro viaje se realizaron dos celebraciones para honrar el talento de sendas personas. Todos los miembros de la tribu reciben este reconocimiento mediante una fiesta especial, pero no tiene nada que ver con la edad ni los cumpleaños; con ella se reconoce el caracter único de ese talento y su contribución a la vida. Según sus creencias el paso del tiempo cumple el proposito de permitir a las personas que se vuelvan mejores, que expresen más y mejor su propio ser. Así pues, si eres mejor persona este año que el anterior, y solo tú lo sabes con seguridad, debes ser tú quien convoque la fiesta. Cuando tú dices que estás preparado, todos lo aceptan. No celebran el hecho de envejecer sino de que cada vez son mejores.


Una de las celebraciones que presencié se dedicaba a una mujer cuyo talento o medicina en la vida era escuchar. Su nombre era Guardiana de los Secretos. Ella siempre estaba dispuesta a escuchar a quien fuera, sin importar sobre qué quisiera hablar, confesar o desahogarse, o qué peso deseara quitarse de encima. Consideraba que las conversaciones eran privadas; en realidad no ofrecía consejos ni tampoco juzgaba. Sostenía la mano o la cabeza de la otra persona sobre su regazo y se limitaba a escuchar...


...en la fiesta de Guardiana de los Secretos se fueron turnando para explicar el alivio que suponía tenerla a ella en la comunidad y lo valioso que era su trabajo para todo el mundo".






No sé que te parece, pero a mí me encantó esta idea de poder convocar en cualquier día, a los de uno, a nuestros seres queridos...familia...amigos... y compartir con ellos aquello en lo que hemos mejorado, y en donde ellos mismos se sienten testigos de tal crecimiento; y también de sentirse convocado por alguien que quiere compartir su propio talento y poder dar fe de ese crecimiento. Eso es celebrar la vida. Me hizo pensar en las veces que hasta nuestras celebraciones más profundas responden más a una costumbre que a un real sentido.


sábado, 3 de noviembre de 2007

La MúSiCa...

"Era un mago del arpa. En los llanos de Colombia no había fiesta sin él. Para que la fiesta fuera fiesta, Mesé Figueredo debía estar allí, con sus dedos bailanderos que alegraban los aires y alborotaban las piernas.
Una noche en algún sendero perdido, lo asaltaron los ladrones. Iba Mesé Figueredo camino de una boda, a lomo de mula, en una mula él, en la potra el arpa, cuando unos ladrones se le echaron encima y lo molieron a golpes.

Al día siguiente, alguien lo encontró. estaba tirado en el camino, un trapo sucio de barro y sangre, más muerto que vivo. Y entonces aquella piltrafa dijo, con un resto de voz:

-Se llevaron las mulas.

Y dijo:

-y se llevaron el arpa.

Y tomó aliento y se rió:

-Pero no se llevaron la música."



En estos días, y sin percibir nada como motivo especial para esto, me inunda una linda sensación de paz y hasta alegría.

Cuando trataba de escribir hoy en mis notas personales (que no publico) sobre como voy caminando, se me vino a la mente este cuento que aquí transcribo, porque en algún punto me siento como el musiquero del cuento; descubriendo que a pesar de todo lo que por fuera condiciona los ánimos, nos distrae, y amenaza la alegría...hay un lugar interior al que sólo nosotros y Él tenemos acceso, y en donde nada ni nadie nos pueden arrebatar la paz. Pueden despojarnos de todo, hacernos rabiar, llorar, temer, pueden dejarnos fuera, olvidarnos, lastimarnos (¿?) ... A pesar de todo, no pueden quitarnos lo más nuestro, nuestra paz, nuestra "música".

Lo creo, y en este tiempo voy haciendo experiencia de ésto. Un compartir nomás.


Que nada nos quite la certeza de que dentro nuestro hay una música que no se silencia a pesar de tantas cosas.

jueves, 1 de noviembre de 2007

ParA pEnSar...

...y agradecer por tanto regalo gratuito que se nos da, y que muchas veces no sabemos reconocer.
El texto es de Facundo Cabral.



“ Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo para acercarse a la casa del zapatero en que le dijo: “ Hermano, soy muy pobre, no tengo una sola moneda encima y mis sandalias están rotas, si tu me hicieras el favor.” A lo que el zapatero le respondió: “ Aquí todo el mundo viene a pedir y nadie a dar.” Dios le dijo: “ Yo puedo darte todo aquello que tú necesites.” ¿ Tú podrías darme un millón de dólares para que yo fuera feliz?. Yo puedo darte diez veces más que eso a cambio de algo; a cambio de tus piernas. A lo que el zapatero le respondió: “ Para qué quiero yo diez millones de dólares si no voy a poder caminar sólo”. Puedo darte, continuaba el Señor, cien millones de dólares a cambio de tus brazos. El zapatero, inquieto le dijo: “¿ Qué puedo hacer yo con cien millones de dólares si no voy a poder comer solo?.” El Señor le hizo la última tentativa al zapatero. Te voy a dar mil millones de dólares a cambio de tus ojos. El zapatero, asustado ante el mendigo le respondió: “ Qué hago yo con mil millones de dólares si no puedo ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos.” El señor le dijo: “ Ah, hermano, hermano, qué fortuna tienes y no te das cuenta”.

BenDiCioNeS iRlanDeSaS...

Que el camino salga a tu encuentro.
Que el viento siempre esté detrás de ti
y la lluvia caiga suave sobre tus campos.
Y hasta que nos volvamos a encontrar,
Que Dios te sostenga en la palma de Su mano.

Que vivas por el tiempo que tú quieras,
y que nunca quieras vivir tanto como vives.
Recuerda siempre olvidar las cosas que te entristecieron.
Pero nunca te olvides de recordar las cosas que te alegraron.
Recuerda siempre olvidar a los amigos que resultaron falsos.
Pero nunca olvides recordar a aquellos que permanecieron contigo.
Recuerda siempre olvidar los problemas que ya pasaron.
Pero nunca olvides recordar las bendiciones de cada día.
Que el día más triste de tu futuro

no sea peor que el día más feliz de tu pasado.
Que nunca se te venga el techo encima
y que los amigos reunidos debajo de él, nunca se vayan.
Que siempre tengas palabras cálidas en un frío anochecer,
Una luna llena en una noche oscura,
y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que haya una generación de hijos en los hijos de tus hijos.
Que vivas cien años, con un año extra para arrepentirte!
Que el Señor te guarde en Su mano
Y nunca apriete mucho su puño.

Que tus vecinos te respeten,
Los problemas te abandonen,
Los ángeles te protejan,
Y que el cielo te acoja,
Que la fortuna de las colinas Irlandesas te abracen.
Que las Bendiciones de San Patricio te contemplen.
Que tus bolsillos estén pesados
Y tu corazón ligero, que la buena suerte te persiga,
Y cada día y cada noche,
muros contra el viento, y un techo para la lluvia,
Y bebidas junto a la fogata -
Risas para consolarte
y aquellos a quienes amas cerca de ti,
Y todo lo que tu corazón desee!
Que Dios esté contigo y te bendiga,
Que veas a los hijos de tus hijos,
Que el infortunio sea pobre, rico en bendiciones.
Que no conozcas nada más que la felicidad.
Desde este día en adelante,
que Dios te conceda muchos años de vida,
de seguro Él sabe que la tierra no tiene suficientes ángeles.

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