sábado, 26 de febrero de 2011

Hermano...

Me anuncia una banderita verde con luna y estrella en el recuadro de visitantes; que estás del otro lado del monitor (y del mundo) ahora mismo. 
Señal de que llegaste bien. Ya estás donde tenés que estar. ¡Qué alegría!
Pakistán se me vuelve cercano solo con saber que estás ahí. 

Se me vuelve cercano porque aunque no podamos vernos, te sé y me sé, en el mismo camino. 
Los paisajes exteriores serán bien distintos seguro. 
El día nos transcurre en tiempos diferentes, tu amanecer es mi medianoche, mi sol tu luna... 
Vos ya soñás en urdu y yo apenas si puedo en mi propia lengua; así y todo nos abarca y abraza un Sueño con mayúsculas del que somos los soñados, con tantos otros, en un único lenguaje universal: Amor.
En latitudes diferentes podremos encontrarnos en un mismo altar, en la misma plegaria, en cada Eucaristía. Y entonces, lejos o cerca se vuelve tan relativo, que no tienen la menor importancia ya para mí.
Sabe Dios el regalo que nos hace sintonizando tantas veces tu corazón y el mío, haciéndonos espejo y parte de un Misterio mucho más grande que lo que nuestras explicaciones podrían descifrar. 
Coincidencias, detalles, palabras, encuentros... a mí me maravilla y se me vuelve todo, motivo de alabanza. 



Te abrazo hoy en palabras, todavía celebrando el abrazo que se nos regaló sin siquiera pensarlo, hace unos días.




Te nombro a diario delante del Buen Dios. 

miércoles, 23 de febrero de 2011

De compañeros de camino...

Ahora que el día vuelve a hacerse tangible,
y la oscuridad espesa se esfuma por un rato,
y siento alegría, y respiro aires nuevos

Ahora que volviendo al camino
me lleno de corajes y esperanzas
y va la voz trocando en canto los gemidos

Ahora que lo que busco me encuentra
donde menos lo espero,
y se vuelven menos cerrados mis deseos

Ahora que se abren delante los caminos
aún con pasos pobres, pausados, imprecisos,
y recupero horizontes y sentido.

Ahora que mi vida con todo lo que guarda,
se vuelve canto nuevo
vital y agradecido

Ahora mismo, mientras voy de camino
y doy gracias por tu estar acompañando,
te abrazo en mis palabras...

...Y en mi rezo.
¡Gracias!


viernes, 18 de febrero de 2011

En camino...


Voy a cruzar ahora esta frontera, entre el silencio y el mundo de palabras. Voy a cruzar ahora, ya estoy en pie. 
Miro para atrás, quiero llevarme tanto de estos días...pero no, no he de llevarme absolutamente nada más que lo que quedó guardado en el corazón, sin nostalgias, sin penas especiales, sin dejar el corazón anhelante de pasado.
Solo corazón agradecido, eso me llevo. Agradecido y liberando, para dejar que el presente me envuelva a cada segundo hacia adelante. 
Amanece sereno y claro hacia adentro. Hoy amanece en mí un vivo deseo de cantar a los cuatro vientos!

Voy a cruzar esta frontera. Voy a despedir cuanto ha sido, cuanto he soñado, cuanto he buscado de este lado. Voy a despedir el tiempo de descanso. Voy a despedir imágenes, sensaciones, presencias y ausencias de este tiempo. Bastan unos segundos no más de mirar hacia atrás. 
En un solo movimiento levanto la mirada, abro las manos en gesto de "soltar", recorro en segundos este instante...y me doy vuelta.
Es tiempo de seguir. Es tiempo de emprender la marcha. Es tiempo de volver al camino.



domingo, 6 de febrero de 2011

Testamento.

“Cuando un A-Dios se vislumbra"

Si me sucediera un día -y ese día podría ser hoy-
ser víctima del terrorismo que parece querer abarcar en este momento
a todos los extranjeros que viven en Argelia,
yo quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia,
recuerden que mi vida estaba ENTREGADA a Dios y a este país.
Que ellos acepten que el Único Maestro de toda vida
no podría permanecer ajeno a esta partida brutal.
Que recen por mí.
¿Cómo podría yo ser hallado digno de tal ofrenda?
Que sepan asociar esta muerte a tantas otras tan violentas
y abandonadas en la indiferencia del anonimato.
Mi vida no tiene más valor que otra vida.
Tampoco tiene menos.
En todo caso, no tiene la inocencia de la infancia.
He vivido bastante como para saberme cómplice del mal
que parece, desgraciadamente, prevalecer en el mundo,
inclusive del que podría golpearme ciegamente.
Desearía, llegado el momento, tener ese instante de lucidez
que me permita pedir el perdón de Dios
y el de mis hermanos los hombres,
y perdonar, al mismo tiempo, de todo corazón, a quien me hubiera herido.
Yo no podría desear una muerte semejante.
Me parece importante proclamarlo.
En efecto, no veo cómo podría alegrarme
que este pueblo al que yo amo sea acusado, sin distinción, de mi asesinato.
Sería pagar muy caro lo que se llamará, quizás, la "gracia del martirio"
debérsela a un argelino, quienquiera que sea,
sobre todo si él dice actuar en fidelidad a lo que él cree ser el Islam.
Conozco el desprecio con que se ha podido rodear a los argelinos tomados globalmente.
Conozco también las caricaturas del Islam fomentadas por un cierto islamismo.
Es demasiado fácil creerse con la conciencia tranquila
identificando este camino religioso con los integrismos de sus extremistas.
Argelia y el Islam, para mí son otra cosa, es un cuerpo y un alma.
Lo he proclamado bastante, creo, conociendo bien todo lo que de ellos he recibido,
encontrando muy a menudo en ellos el hilo conductor del Evangelio
que aprendí sobre las rodillas de mi madre, mi primerísima Iglesia,
precisamente en Argelia y, ya desde entonces, en el respeto de los creyentes musulmanes.
Mi muerte, evidentemente, parecerá dar la razón
a los que me han tratado, a la ligera, de ingenuo o de idealista:
"¡qué diga ahora lo que piensa de esto!"
Pero estos tienen que saber que por fin será liberada mi más punzante curiosidad.
Entonces podré, si Dios así lo quiere,
hundir mi mirada en la del Padre
para contemplar con El a Sus hijos del Islam
tal como El los ve, enteramente iluminados por la gloria de Cristo,
frutos de Su Pasión, inundados por el Don del Espíritu,
cuyo gozo secreto será siempre, el de establecer la comunión
y restablecer la semejanza, jugando con las diferencias.
Por esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos,
doy gracias a Dios que parece haberla querido enteramente
para este GOZO, contra y a pesar de todo.
En este GRACIAS en el que está todo dicho, de ahora en más, sobre mi vida,
yo os incluyo, por supuesto, amigos de ayer y de hoy,
y a vosotros, amigos de aquí,
junto a mi madre y mi padre, mis hermanas y hermanos y los suyos,
¡el céntuplo concedido, como fue prometido!
Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás sabido lo que hacías.
Sí, para ti también quiero este GRACIAS, y este "A-DIOS" en cuyo rostro te contemplo.
Y que nos sea concedido rencontrarnos como ladrones felices
en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío.

¡AMEN! INSHALLAH!

Argel, 1 de diciembre de 1993

Tibhirine, 1 de enero de 1994

Christian.+”

sábado, 5 de febrero de 2011

"Ya va a ser mañana"...

Es el anuncio espontáneo de un niñito de no más de 5 años a su mamá. 
El mira hacia afuera por la puerta entreabierta y descubre que el cielo en poco rato se ha vuelto oscuro; entonces dice con un asombro que a veces me escasea: "ya va a ser mañana". La madre sonríe. También yo.
Un anuncio que escucho aunque no haya sido para mí. Un anuncio que prolongo ahora mismo en palabras mías, porque trae de regalo, envuelto en inocencia, una clave de ESPERANZA.
Donde algunos vemos solo noche, objetivamente noche, indudablemente noche...un niño pudo ver solo promesa de mañana, objetivamente promesa de mañana, indudablemente promesa de mañana.
Y yo, que ando de pocas palabras para afuera, silenciando como puedo para adentro, recibo en ese desierto de palabras una invitación a mirar con otros ojos (de niñ@).
La noche es el paso obligado al día. 
Atravesar la noche con el corazón absolutamente descansado en la certeza del día nuevo, volver a mirar con ojos limpios... eso deseo, eso rezo. 



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...