martes, 31 de agosto de 2010

PoDríA SeR...

Podría ser que despedirnos,
y la sensación que inunda el corazón cuando sucede,
viniera a despertarnos en el camino,
viniera a recordarnos el comienzo
cuando llevados casi por inercia
andábamos desanimados y perdidos;
y al "despertar" ahora, uno se descubra 
tan lleno de corajes, con sueños renovados, 
con sentido.

Podría ser, me digo,
que haber quedado solo
tras haber disfrutado la experiencia 
de estar acompañado en el camino,
ayudara a afirmar el propio paso
a medir el límite, a asentar lo aprendido,
y renovar en lo más hondo los motivos.

Podría ser, que la nostalgia,
no sea más que una especial forma de cariño;
si recuerdo y sonrío,
si me siento feliz,
si bien dentro el corazón conserva
los gestos, las palabras, la vida acompañada...
en forma de latidos.

Podría ser, que entonces despedir-despedirnos,
nos regale crecer, no ponernos tan cómodos, no instalarnos, 
y recree por dentro un corazón mucho más agradecido.
Podría ser, nos impulse a un nuevo movimiento.

(Mientras tanto se gesta la ilusión del reencuentro.)


jueves, 19 de agosto de 2010

de despedida (uno más)...

Otra vez: despedir.
No aprendo, no me sale, me resisto...pero no hay más tiempo y es hora de despedir.
Cierro los ojos. 
Hacia adentro, en movimiento sincronizado, corazón y memoria me regalan un sinfín de imágenes y sentires que generan mucho más alegría que tristeza; mucho más deseo de agradecer que nostalgias.


Sos para mí bendición en el camino, que recibí sin buscar, sin merecer, sin pedir. Tan simple y tan maravilloso como que estabas ahí, en la más difícil encrucijada de camino, tan dispuesto a caminar cerca, a caminar conmigo, a acompañar el camino.
Me cuesta despedirte. Lo que lloro no es tristeza; se adelanta alguna sensación de ausencia, que se mezcla con el deseo de querer perpetuar en la memoria palabras sabias nacidas de un corazón que reza y que escucha. 

Ya sabés que en mí hay una siempre urgente necesidad de asir seguridades, y que estés cerca me aporta algo de eso. Ahora, más adentro, en lo hondo de mí, algo me susurra bajito: "no tengas miedo, todo va a estar bien". Y yo lo sé. 
Ahora es tiempo de esto. De despedirte bien. De desearte que el camino se abra para vos con sorpresa, con aires nuevos, con desafíos nuevos. Desearte que te vayas tranquilo, contento, dispuesto. Desear que tu corazón siga bien abierto para recibir, para acoger, para acompañar; y también para dejarse querer, para dar, para compartir. 
Y es tiempo también de agradecer todo el camino, todo lo que me trajo hasta acá; agradecer tus huellas a veces en forma de palabras, de consejo, de oído atento. Tus huellas en forma de pincelada, de música, de detalle. Tus huellas en tu manera tan abierta de compartirte, de "contar tu camino". 
Estos días fueron para mí un regalo inmensísimo, ¡el moño de tanto regalo recibido hasta ahora! (Cerúleo, Lorena Mc... y Vanina son testigos) y no voy a encerrarlos en palabras. 
Es tiempo de despedir. Dentro hay conmoción, no voy a esconderlo, es un signo más de cariño. 

La despedida entonces es un GRACIAS grande, como la distancia entre este lugar y tu nueva casa.
La despedida es un brindis que celebra todo lo compartido.
La despedida es mi bendición para el camino...


"El Señor te bendiga y te guarde; 
te muestre su faz y tenga misericordia de ti. 
Vuelva a ti su rostro y te conceda la paz
El Señor te bendiga, hermano Federico"


Que la tierra se vaya haciendo camino ante tus pasos.
Que el viento sople siempre a tu espalda.
Que el sol brille cálido en tu cara
Que la lluvia caiga suave sobre tus campos
Y hasta que volvamos a vernos.
Que Dios te guarde en la palma de su mano.



Buen y feliz viaje! Sigo sumando razones para ITALIA.








martes, 10 de agosto de 2010

Un canto para compartir...





Ando despacito
porque ya tuve prisa
y llevo esta sonrisa
porque ya lloré de más

Hoy me siento más fuerte,
más feliz quién sabe
y llevo la certeza
de que muy poco sé, o nada sé

Estribillo
             
Conocer las mañas y las mañanas,
un sabor de mazas y de manzana.         
Se precisa amor para poder latir,
se precisa paz para sonreír,
se precisa lluvia, para vivir

Siento que sentir la vida
sea simplemente
emprender la marcha
de ir tocando al frente

Como un viejo arriero va
llevando la manada
desandando días
por largos caminos voy, caminos hoy

Estribillo

Todo el mundo ama un día,
todo el mundo llora,
un día gente llega
y otros te abandonan

Cada uno busca
componer su historia
y cada ser en sí
cargará el don de ser capaz, y ser feliz

lunes, 2 de agosto de 2010

Corazón en la mano...


El corazón dice tantas cosas estos días que se me hace difícil ordenar las palabras.
Necesito escribir. Necesito decir. Necesito "ver" y "tocar" lo que se viene gestando invisible en lo profundo. Necesito dar a luz tanto sentir agradecido que el corazón palpita en este tiempo, darlo a  luz en palabras, hacer visible lo invisible.
No sé por donde empezar esta vez. 

Con el corazón en la mano, así empiezo. 
Tanto tiempo estuvo acorazado para no doler, para no sufrir, que ya había olvidado como era. Casi sin darme cuenta me ví expuesta, vulnerable, abierta; y en salto de coraje, que no ha sido del todo consciente, me descubrí dispuesta a compartir y confiar. Compartir de verdad, lo íntimo, lo más mío, lo propio. Y las defensas que antes me parecieron naturalmente necesarias, carecieron de sentido.
Pienso ahora en cuánto hubiera perdido si mi propio sentido de autoprotección, me hubiera mantenido a prudente distancia, en un vínculo que ha sido por lejos de los más sanantes que he vivido. 
La experiencia del "no cuidado" es preciosa. 
Sentirse tranquilo y querido como uno es. Y animarse a querer; que el otro sepa que es especial e importante para uno.
El Amor tiene maneras tan lindas de manifestarse...

Y el corazón en la mano también habla de confianza. 
Como cambia la mirada y el sentir en uno cuando hay unos ojos cerca que miran con confianza; cuando las palabras, los gestos y la fe de otro se hacen bálsamo para el propio corazón, y borran con mágica ternura las dudas, las culpas y los miedos.
La experiencia de la "confianza" es preciosa también.
Sentirse en confianza para ser uno, lo más uno mismo que se pueda.
El Amor tiene maneras tan misteriosas de hacerse ver...

Y el corazón en la mano necesita hablar del camino.
Encrucijadas del camino que cambian rumbos, que desdibujan presencias, y que regalan nuevos compañeros de ruta. Vueltas del camino que te mantienen, a la fuerza, abierto y expectante. Imposible dormirse. Pasos del camino que te sorprenden, te cuestionan, te movilizan... a veces sutilmente y a veces sin tanta sutileza. Del camino especialmente el corazón va dictando nombres, presencias concretas. Es regla (que necesito aprender) ser capaz de recibir y capaz de despedir. Con igual libertad, con igual alegría -aunque uno no quiera despedirse-; con inmensa gratitud por la posibilidad del recorrido juntos.
El Amor tiene maneras tan delicadamente providenciales de acompañar...

El corazón en la mano para ver y tocar, tanto signo desmedido de amor que le ha sido regalado gratuitamente.



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...