domingo, 30 de mayo de 2010

Buscando el tesoro con un mapa mudo...

Carta de viaje.
Estoy en el camino. Es tanto lo que ha ido cambiando desde el comienzo que por momentos ni siquiera me parece que se tratara del mismo viaje. Alguna foto del paisaje, algún recuerdo de lugar o personas, alguna vieja nostalgia, viene a decirme que sí, que es el mismo viaje,  yo no soy la misma ahora.
La mirada ha ido cambiando, acentuando algunas cosas que al principio no eran siquiera advertidas. Hay detalles que antes parecían fundamentales, que ahora son hasta innecesarios. Traigo quizás menos, o distintas inquietudes; quizás mayores cansancios. Me río de mí, de las cosas que me han quitando el sueño y el descanso en otro tiempo, me río a carcajadas de mí misma. Eso voy aprendiendo mientras ando. ¡qué dramáticas me han parecido a veces algunas cosas!
Alguien me dio un regalo al principio de una etapa importante de camino: un mapa que debería abrir cuando llegara el momento. Yo sabría distinguir ese tiempo. Un mapa del tesoro en manos de alguien que busca es casi como tener el tesoro mismo en la mano.
Hoy fue el día. No es broma, pero el mapa para sorpresa mía estaba en blanco.
¿¡Un mapa en blanco va a llevarme a donde debo llegar!?  No es posible, pensé. No es posible. No es posible. No es posible. No es posible.
Un mapa del tesoro, en BLANCO.
Entre confundida, asombrada, divertida, repetí la escena de reírme a carcajadas.
De pronto, parece que entiendo, de pronto otra vez miro atónita un mapa que no va revelarme ninguna respuesta, y otra vez parece que entiendo.
Hay que seguir caminando. Tengo en mano un mapa en blanco y así y todo, con él he ganado la certeza de que hay un lugar ahí fuera esperando por mí a ser descubierto.
Otra vez en movimiento.
"Los mapas mudos son aquellos que no dan ninguna información acerca del lugar que representa el mapa (por lo general suelen estar en blanco). Se suelen usar para el aprendizaje con fin de ubicar los distintos elementos geográficos que se estén aprendiendo o crear un nuevo mapa con diferentes referencias"

Cambiar las referencias. Aprender. Crear un nuevo mapa...
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¿Y si en lugar de preguntarnos "dónde está el tesoro" empezáramos a mirar el corazón y adivinar los deseos profundos que guarda?

¿Y si en lugar de seguir arriesgando respuestas inmediatas, casi urgentes, a preguntas y caminos que todavía se están abriendo inciertos e impredecibles para adelante, nos animaramos a la espera en movimiento de caminante, sabiendo que algo está pasando mientras tanto, aunque no lo notemos?

¿Y si cambiaramos certeza por confianza?

¿Y si entregados al presente, pudieramos descansar de los recuerdos que aplastan y de los planes que alimentan ansiedades y dudas?

¿Y si soltaramos de una vez nuestros proyectos, y abrieramos corazón y mente para percibirnos como parte de un plan mayor al que se nos convoca e invita?

¿Y si se nos arrebataran de un solo movimiento todas las seguridades que hemos ido construyendo, para que experimentemos en forma magistral, que nada de lo que nos parezca "conseguido-ganado-merecido" es "triunfo-ganancia-mérito propio"; y que aún así todo cuanto hemos recorrido, entregado, y vivido en el camino tiene sentido?

"Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón"

Que el corazón nos guíe...

sábado, 15 de mayo de 2010

De la PERMEABILIDAD del CorAzóN...

"Para ser permeable, un material debe ser poroso, es decir, debe contener espacios vacíos o poros que le permitan absorber fluido. A su vez, tales espacios deben estar interconectados para que el fluido disponga de caminos para pasar a través del material..."

Trato de conectar con lo que pasa por dentro y de poner en una palabra lo que el corazón dicta. Es un "ejercicio" que me regalaron en un retiro del año pasado, y más de una vez me encuentro durante la semana buscando esa palabra que me "expresa", que me define de alguna manera en ese momento concreto.
A veces es tristeza, a veces ansiedad, o búsqueda, o alegría, compañía, bien, paz, incertidumbre, pena...
Hace días que vengo dándole vueltas en la cabeza (para que ojalá en algún momento baje plenamente al corazón y pueda vivirlo así) al tema apego/desprendimiento. Le doy vueltas con preguntas, con imagenes, con recuerdos, con nostalgia a veces; con la verdadera intención de aprender el arte de vivir los vínculos con intensidad que se entrega y con libertad que no aferra.
No es casual que esto surja con fuerza desde dentro, a las puertas de otra despedida. De algo que no querría "soltar" ahora, de alguien que no quisiera despedir todavía.
Y siento pena; a la vez que intento convencerme desde el pensamiento por lo menos, de que todo cuánto esta persona concreta y los espacios y tiempos compartidos me trajeron de regalo inesperado me hicieron estar hoy en donde estoy; me devolvieron la posibilidad de sonreír, me ayudaron a sanar el alma de heridas hondas, me despertaron nuevas ganas de soñar. Nada de eso lo buscaba, y todo eso me fue dado.
Ahora hay algo en mí, que desearía atesorar lo que no me pertenece, lo que debe seguir su curso. Sé que no es bueno, pero es la verdad que me atraviesa hoy.
Y es en donde se me cruza la imagen de un corazón permeable.
Un corazón bien dispuesto para "dejar entrar", para dar permiso a que fluyan por dentro personas y experiencias, encuentros, vínculos, confianzas; para aceptar que entren sin urgencia de controlarlo todo yo...nuevas maneras de encontrarse, rostros nuevos, otras relaciones.
Un corazón permeable en el que hay espacios vacíos a la espera de lo que está por "entrar". Un corazón poroso por el que puedan transitar con libertad: sentimientos, verdades que empiezan a develarse, razones que ganan fuerza, corajes que al fin deciden alzar la voz, movimientos lindísimos que me hacen latir por dentro con más vida. Corazón poroso que abre "caminos para pasar a través de"; corazón que invita decididamente a la fluidez. Corazón que celebra la inmensa bendición de recibir en gestos de cuidado, de ternura, de misericoria, de consejo, de escucha, el regalo preciosísimo de la PAZ.
Un corazón permeable, abierto también para dejar partir, para dejarse "vaciar", para volver a dar lugar a la novedad.





 

domingo, 9 de mayo de 2010

del CaMinO...

"Del cerro vengo bajando,
Camino y piedra..."

Sin pausa, sin tregua, sin descanso, el camino sigue trayendo sus regalos. Me siento casi como un niño caminando y sorprendiéndose cada tres pasos con algo nuevo que colma expectativas o ideas que hubiera podido adelantar.
LLevo la mirada en alto, al frente, buscando. Y a la vez que la mirada quiere adelantarse, el corazón viene apaciguado disfrutando del paisaje que es así: puro regalo.
Alguna señal de alerta me dice por lo bajo "no te apegues". Disfrutar del camino gratuitamente implica necesariamente no quedarse instalado, no querer apropiarse. Si tanto deseo apropiarme de este paisaje, de este paso, de este instante, de estas compañías/regalo en el camino, probablemente el andar se congele y me pierda el camino abierto que es siempre promesa para adelante.
Caminar peregrino, liviano de equipaje. Con capacidad de acoger y despedir, abrazar y desprender, recibir y dar, anidar y soltar, dejar entrar y dejar salir, llenar y vaciar...dinámica que el corazón va ejercitando de a poco.
Desdibujar nostalgias y penas especiales, para cantar con corazón agradecido, por cada cosa que en el camino va siendo sorpresa desmedida y regalo inmerecido.
Empiezo a intuír de que se trata vivir en estado de gratuidad.


"Es mi destino
Piedra y camino...
De un sueño lejano y bello, viday
Soy peregrino..."
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