domingo, 29 de julio de 2018

Día perfecto.

Perfecto/a es una palabra difícil. 
En muchas cosas aspiramos a la perfección aun cuando reconocemos los limites que hay en esa búsqueda. Partiendo de nosotros mismos, que no somos perfectos.
En mi propia cabeza es una palabra que hace eco con ideal, con un algo que hace las veces de horizonte pero que se intuye inalcanzable. No estoy segura de que el concepto en sí mismo sea ese; en mi mente se traduce de ese modo como primer reflejo, y es desde ahí que escribo ahora.
Un "día perfecto" seria entonces algo así como el "día ideal".
Comenzar la jornada con esta perspectiva puede ser al menos desafiante,  ponernos en un movimiento lindo hacia nuestros deseos, inundarnos de ilusión y entusiasmo, impulsarnos a salir y vivir.
Amanecer con todo en posibilidad debería ser como una puerta abierta al Sueño; pero no siempre es así.
A veces amanecer con esa apertura a lo que vendrá nos congela el impulso, nos paraliza en el umbral del día, y elegimos ser espectadores pasivos de la maravilla del vivir; porque nos aterra lo imprevisto, o que las cosas no ocurran según esperamos. La experiencia de otros días no perfectos nos hunde en cierta desconfianza a que lo bueno nos pueda suceder esta vez. Mejor no arriesgar, nos decimos corazón adentro; no esperar demasiado porque después la desilusión duele el doble.
Me lleno de preguntas, y busco en el bagaje de mis propias experiencias alguna luz o respuesta.

Quizás un "nudo" sea descifrar qué entendemos por día perfecto. Alguno dirá: un día en el que todo sale bien, para otro puede ser aquel en el que ha aprendido mucho incluso de las cosas menos bonitas; para alguno será conseguir algo -un trabajo, un amor, un reconocimiento-, mientras que para otro lo será haber crecido en capacidad de amar; para alguno, el haberse sentido acompañado en el camino, para otro, la experiencia de sentirse plenificado y reconciliado con la propia soledad.
Pienso que para cada uno de nosotros el día perfecto significa cosas distintas, o se accede a él con llaves diferentes. Pero creo que en el fondo, el día perfecto debe tener bastante que ver con dos cosas (que son casi la misma): con ser agradecidos y con aprender a vivir en gratuidad.
Para lo primero basta tomar conciencia del regalo inmenso que es despertarse cada mañana y respirar; y luego, incluso con todo todo todo lo que cuesta, tener posibilidades delante si no para grandes opciones al menos sí para los pequeños gestos de amor que pueden ser incluso el día perfecto de alguien más (ser agradecidos y aprender a disfrutar de pequeñas cosas); y para lo segundo, vivir con las manos y el corazón abierto, desapropiados, desaferrados, libres. Aquel que no intenta aferrar nada no tiene nada que perder, aquel que se comparte no podría volver decepcionado al caer la tarde.
Alguien me compartía hace un rato este pensamiento (gracias Luis):
"Somos capaces de permitirnos tener días tan perfectos como grande sea nuestra capacidad de mantenernos felices aun cuando el día llega a su fin".

Cuando todo vuelve al silencio y la memoria va recogiendo uno a uno pedacitos del día, y se reconocen los intentos y nos sabemos en camino, el día perfecto ya no parece algo inalcanzable; y la felicidad deja de ser un absoluto, para rozarnos con la punta de la ilusión las ganas de recomenzar mañana.

En ESPERANZA QUE CONSTRUYE MIENTRAS ESPERA, seguiremos levantando la mirada, y buscando caminos para la vida y la alegría. De eso se trata, también, vivir una vida que valga la pena ser vivida.



Feliz cumple BLOG! Felices 11 años de compartir 
palabras en camino.

viernes, 20 de julio de 2018

Amigos para siempre..


Cuando estoy con mi amig@ SOY. 
Soy en mi versión más verdadera, más real, más nítida si se quiere.
No tengo que escudarme ni defenderme. 
No tengo que parecer fuerte. 
No tengo que demostrar nada. 
Puedo ser con mis límites, todos a la vista, porque me siento querida y quiero con una gratuidad que es maravilla. 
No nos debemos nada, pero sabemos y sentimos que podemos dárnoslo todo.
Cuando estoy con mi amig@ me sé más feliz. 
¡Cómo me gustaría poder dar en regalo a cada uno de ellos esa experiencia de "corazón en casa" que siento cuando estamos juntos!
Mi amig@ me salvó la vida y la alegría tantas veces, me descubrió mejores maneras de mirar las cosas, me enseñó a querer al modo en que se quieren los amigos, que es distinto a todos los demás quereres pero que -según creo- es el germen que guarda el verdadero secreto de todos los otros modos de querer.
SOY por las miradas, por los gestos, por las palabras y silencios compartidos; soy por las búsquedas iluminadas al calor de un abrazo, por cada memoria que sacramenta nuestro vínculo. 
Y soy, por la felicidad de un querer incondicional sellado a perpetuidad. Tanto que si no creyera en un "más allá", creería solamente por la certeza que tengo de que la amistad verdadera no puede ser vencida ni siquiera por el fin de la vida. 

Dia del Amigo - 2018


jueves, 5 de julio de 2018

VOLVIENDO ♥



Hace exactamente un mes me encontraba sobrevolando el camino de regreso a casa, después de haber estado absolutamente sumergida en el corazón de un sueño.  
Cuando se me pregunta por el viaje, debo decir que me cuesta bastante el relato. 
Digo, puedo contar de algunos paisajes-lugares que conocí con una mirada casi de turista, pero eso no da cuenta precisa de lo vivido, ni siquiera se aproxima.
Es una de las experiencias más hermosas que he tenido hasta hoy; y sea por la expectativa que traía después de haberlo deseado tanto o sea porque esa expectativa fue superada de manera infinita, las palabras (todas, las que puedo, las que me salen) no le hacen justicia a lo que fue atravesando el corazón por esos días.Me he sentido inmensamente feliz,  quizás baste con que lo exprese así, con esta simpleza, con esta verdad. 

Hay Amigos, así en mayúsculas, que han velado mis sueños y han cuidado mi corazón de un modo hermoso y delicado desde antes; y en esos días de paraíso, desde la otra orilla del sueño, han estado a la espera dispuestos a una bienvenida tan amorosa y a un abrir de par en par su casa y su andar cotidiano, para que además de amigos, los sepa hermanos, los reconozca una vez más, "familia".

Italia estuvo invadida de sorpresas a la vuelta de todas las miradas. El corazón desbordando, así lo he sentido. En mi adentro las palabras en eco han dicho muchas veces, al menos dos o tres veces al día durante toda la estadía: "no lo puedo creer...qué increíble". En un todavía más adentro: un repetido "GRACIAS" ha ido acompasando los latidos del cuore y los suspiros interminables.
Llorar es hermoso cuando es expresión de la alegría en desmesura. He sentido salirse-me el alma por la garganta en un canto; y volver el eco en una vibración cargada de Misterio, volviéndose un abrazo insondable en el que quedaré cobijada para siempre.
La conciencia de ser muy amada, de ser bendecida, de estar inmersa en una oleada de privilegios a los que no he tenido más que hacer, que rendirme humildemente y aceptar todo regalo, dejando a un lado toda apreciación de merecimiento o no.
 Lo que he recibido ha sido enteramente -en el cariño, en la voluntad de acogida, en el deseo de compartir, en los gestos pequeños y grandes- el corazón entero de aquellos con quienes he podido estar: mis Amigos de siempre, mis compañeros providenciales de viaje, mis nuevos amigos, la familia (salesianos) que nos ha recibido en cada casa, en cada lugar.

Hace un mes, empezaba la vuelta. Ahora sé que no hay modo de volver del todo. Que dentro mío han quedado escritas para toda la vida, páginas en letras de oro.
Ahora sí, como quien desarma las valijas al regreso, empiezo a compartir algunos pasos del camino...

(continuará)



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