jueves, 31 de diciembre de 2015

de TIEMPO.

Hoy todo nos pone de cara al TIEMPO, parece ser el protagonista de este día: el tiempo vivido, agradecido, rememorado, evocado; el tiempo invertido, gastado, perdido; el tiempo computado, y marcado; el tiempo en proyección, en planes.

Es bueno que haya un momento para poner especial atención a lo vivido y a lo que se desea vivir, para visualizar de cara al tiempo de qué modo lo vamos transcurriendo; pero por alguna razón -o varias- no me genera ninguna emoción especial el cambio de almanaque, el "mágico" cruce de las 24 hs de este día en dónde a veces pareciera que estamos estrenando la vida. La misma que no para no espera, no avisa -como dice Drexler-, la misma que late en una exquisita y perfecta continuidad entre lo vivido y lo que está por venir. Lo mismo da para esto que sea 31 de diciembre o 5 de agosto.

De que modo se entrecruza ese tiempo socializado, el de todos, con fechas, horarios y acontecimientos comunes; con el otro tiempo, el que nos va marcando en el corazón esas instancias de apertura a la novedad, a cierta certeza de plenitud, a un escalón de crecimiento, a otro nivel de libertad interior, el "tiempo oportuno" de cada uno. Ese que no está particularmente señalado en ningún almanaque y que no podemos prever, que no viene pintado de rojo en ningún calendario pero que quedará marcado en el alma para siempre.

Eso nos deseo ahora. No voy a renegar del cambio de año, y claro que te deseo lo mejor para tu vida hoy y cada día; pero más especialmente nos deseo que podamos estar atentos, permeables, abiertos a VIVIR estos tiempos oportunos que vamos a encontrar a la vuelta de un día cualquiera, de una hora no señalada.

Seamos felices con lo que la vida nos traiga de regalo en adelante, y seamos agradecidos con lo que ya nos dio. 




domingo, 27 de diciembre de 2015

De la verdad del corazón.


A veces alguien se acerca con una sola pregunta chiquita, simple, verdadera, y nos abre el corazón. A nosotros mismos, primero. Uno puede responder con evasivas, con silencios, con cambios de tema incluso; pero la magia está hecha: alguien nos enciende una luz justito ahí donde estábamos más renuentes a mirar.

Ahora no hay vuelta atrás, para adentro y para uno mismo no hay escapatoria. Entonces nos disponemos a ver, a leernos los latidos que dicen tantas cosas. Pausamos las razones porque no se trata de ellas ahora. Respiramos hondo y nos juramos decir toda la verdad y nada más que la verdad. Esos momentos son gloriosos si uno está dispuesto a mirarse con auténtico cariño y ofrecerse ese descanso sin miedos, sin vergüenzas, sin excusas, sin prejuicios ni máscaras. Ese mano a mano con el propio corazón, tan necesario.

La oportunidad de sincerar el alma está al alcance de un silencio. Entonces comienza el encadenado de preguntas que no queríamos hacernos porque no tenemos tiempo ni valor para hacerlas, pero que acuden una a una a la cita sin que nadie las llame: ¿Qué sentís? ¿Añoranzas? ¿Qué estás necesitando? ¿Sueños despiertos? ¿Nombres? ¿Cuál es el alcance de tus corajes? ¿Qué te ilusiona? ¿Qué querés? 

Es tanto que nos llueven ganas de un abrazo. Esta soledad no se hace temible, ni árida. Es una soledad que nos encuentra. Toda la ternura que nos es posible nos acuna el sentir en esta hora y nos dice ¡dale, estás viv@!
Una sola pregunta cariñosa, sincera: "-¿Cómo estás? me interesa lo que te pasa", se vuelve un camino lindo para adentro. 

Lindo modo de terminar el año. Habrá que descansar el corazón, ordenarse, reconocer que hay dentro, animarse, celebrarse también, y dejarse sorprender.





jueves, 24 de diciembre de 2015

de DESEOS.

Ahí vamos transitando diciembre, absolutamente habilitados y urgidos por regalar buenos deseos a los demás. Vamos bien hasta que llega el "que se cumplan todos tus deseos". Algo me hace ruido en esa frase en particular.  La he dicho, más de una vez; la he escuchado cientos de veces, pero hoy...hoy "no me cierra". 
El deseo es aquello que desde lo profundo del ser nos pone en movimiento. Alguien me dijo una vez, hace años: "quien no desea, muere". 
El deseo nos saca de la inmediatez, nos presenta horizontes, nos hace de motor, nos tiñe de ilusión, de anhelos, de ganas. Deseos son puntos suspensivos a la espera de algo más. Deseo es el todavía no que nos implica otro esfuerzo, otro coraje, alguna resignación a veces. El deseo es bueno en sí mismo, me atrevo a decir, aunque nunca se cumpliera.
El deseo nos ahonda en lo que somos y vivimos;  y más especialmente en lo quisiéramos vivir. Es una brújula que orienta los pasos, o al menos debiera serlo creo. Es la voz que nos alienta desde algún rincón del alma a seguir andando. Es la otra orilla a la que nos lanzamos a nado, a vuelo, a como de lugar.
Debe ser cierto que quien no desea, muere. Al menos debe ser verdad para los mortales más comunes, para la mayoría de nosotros.
Pero ¿y si se cumplen todos los deseos? nos quedamos sin "pendientes", sin horizontes, sin utopías, sería como un "fin de recorrido". No, que no se cumplan todos mis deseos.
A veces deseamos cosas que no son convenientes para nosotros, que es bueno que no se den, solo que desde adentro no podemos verlo tan claramente. Necesitamos algunos NO para vivir más plenos, aunque aquello venga camuflado en límite, en pena, en cierta frustración, en por qués que no tienen respuesta. No, que no se cumplan todos mis deseos.

Que no se cumplan todos mis deseos. Es mi deseo ahora, ojalá este en particular se cumpla. Sé que así va siendo, sé que así será. Deseo vivir con los sueños despiertos, y para eso es necesario que no todo se de como espero.





miércoles, 16 de diciembre de 2015

Inventario-balance


El 2015 lo comencé lejos de casa, de mis hijas, de mi familia; en un paisaje totalmente otro. Cruzaron las 00 hs del 1 de enero, y el brindis, salvo por mi amiga-hermana que estaba ahí, fue con un grupo de desconocidos a los que probablemente nunca más vuelva a ver. Nos deseamos un feliz año y empezamos con esa sensación de “todo por escribirse” que nos regalan los nuevos almanaques. 

El 2015 me encontró estrenando caminos. Y me vio en muchas oportunidades repitiendo novedades para mi vida. Fue un año distinto desde el comienzo. Así lo viví aunque con menos conciencia de esto. 
Conocí tantas personas, rostros, voces, historias, casas, sueños. ¡Cuánto espejo hermoso he tenido la suerte de encontrar en camino! Reflejos para mi vida que me han ayudado a salir de cierta apatía general con la que venía respirando el día a día.

Soy una persona feliz, casi siempre. Tengo todo lo que necesito y más. 
En el 2015 compartí unos días en campo-cordillera, que me cambiaron la mirada para siempre. Ahora sé bien que el lugar en el mundo es mucho más que un lugar, es una experiencia que te atraviesa el alma, el nombre, la historia; y de la que ya no será posible desprenderse. Aunque haya ciertos lugares del mapa a los que siempre quiero y querré volver-llegar.

En el 2015 me escuché el deseo. Un entramado mágico de casualidades abriéndome un puente hacia algo que tanto tiene que ver conmigo, con lo que viene desde siempre en mí, con lo que arrastro de herencia, de don, de búsqueda; y me encontré cantando desde un lugar distinto al de siempre, y me encontré escribiendo como quien busca, como quien tiene sed de palabras, como quien anhela desovillar el propio corazón para volver a tejer con otra magia.

En el 2015 nació mi quinta sobrinita, a la que veré poco porque vive lejos, pero a la que amo con todo el corazón. La esperábamos, ¡todos la esperábamos! Nos trajo una alegría inmensa, como la llegada de cada una de las niñas de nuestra familia. Ver a los propios hermanos tan felices y plenos no tiene precio.

En el 2015 volví a ver a algunas personas especialisimas en mi vida, pude descansar en un abrazo, disfrutar de una presencia, sentirme tan querida, y  re-confirmar una certeza: hay quienes habitan/habitarán mi corazón incluso si no volviera a verlos nunca más

En el 2015 me re-enamoré de la música, de una sonrisa, de un lugar. Entendí que no estoy de acuerdo con el concepto de “amor correspondido”, que el amor es amor o no es nada. Que si uno ama y el otro no se entera, eso es solo un dato menor. Que se puede uno enamorar en silencio, y celebrarlo. Que se vuelven mágicos los minutos, las esperas, los encuentros mínimos con un poco de ilusión atravesando los instantes.

En el 2015 la adolescencia de mis hijas se me fue volviendo menos ardua, menos temible, menos difícil. Hemos aprendido a llevarla, a reencontrarnos. Aún no me resulta fácil pero puedo caminar esta etapa con ellas disfrutando nuevos momentos, riéndonos mucho juntas, amándonos quizás más cada vez si se puede todavía más. Sigo siendo aprendiz en esto de dar a mis hijas el aire suficiente que necesitan para intentar sus propios vuelos; pero no voy tan mal.

En el 2015 muchas veces he sentido que la vida puede ser ridícula, que a veces no tiene demasiado sentido, que no tiene tanta vuelta como pensaba y que “solo se trata de vivir”. Aprendo que son cada vez menos las cosas que valen mi rabia, mi desconcierto, o el desencanto; y muchas más las que valen mi alegría, mi esfuerzo, mis desvelos soñadores.

En el 2015 se incorporó Malasuerte Jr a casa, y con su llegada, constato que puedo ser más flexible de lo que a veces me creo. “Nunca vamos a tener gato”, con todas las explicaciones que el caso ameritaba; y acá estoy escribiendo con gatitonegrodeojosazules encima de mí. 

En 2015 cruzó el mar alguien desde un lugar que he soñado alguna vez, muchas veces. Quizás esta persona ha sido la encargada de traer esos aires, anoticiarme de su país, de los lugares que he  imaginado ver con mis propios ojos un día. Quizás no me toque cruzar a mí, y estará bien así. Como todo está bien así.

En 2015 sigo reencontrandome, me quiero más, y me celebro. Cuarenta y dos inventarios me valieron llegar a este: los que tengo escritos y los que no escribiría jamás. El año casi acaba pero el camino sigue. Esta vez no quisiera creer que empiezo con página en blanco. Por el contrario, deseo abrazar en el alma todo lo vivido y agradecer a lo grande, hacer fiesta por tanto, por todas las personas que habitaron de manera especial mi casa-corazón en este tiempo. A las letras más grises, a aquello que ha dolido más, a algunos entrelíneas que no han sido tan brillantes, los escribo en el envés de este inventario, sólo para mí. Del mismo modo que cuando se regala una rosa quién lo hace no intenta acentuar la presencia de las espinas de la flor sino su belleza, así quiero y necesito compartir este inventario-balance, con mucho más belleza y amor, que penas y cuentas pendientes.

¡Muy FELIZ VIDA para todos!  VALE TANTO LA PENA VIVIR!!!
feliz 2016




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