sábado, 26 de junio de 2010

Un día como hoy...

... hace exactamente 9 años, haciendole honor absoluto a su nombre, 
nacía CANDELA.
(la más chiquita de la casa)


Y porque es para mí una de las dos razones más visibles para alimentar mi
ESPERANZA EN EL CAMINO,
le dedico esta entrada con todo el amor que puedo...


Y doy gracias a Dios por el regalo de la vida de mis hijas,
hoy especialmente por la vida de Cande, que nos trae sonrisas en derroche
y tanta luz a nuestra casa.

¡¡¡FELIZ CUMPLE CANDELITA!!!

CaNTaR

Cuando se silencian los ruidos, cuando se duerme la memoria y se serenan los proyectos,

cuando se debilitan los miedos, cuando la soledad no se vuelve temible,

cuando hay sueños nuevos, cuando se anima el encuentro,

el alma canta.

El alma en canto improvisado, con ritmo incierto, viene a sacarlo a uno de toda distracción.

El alma canta alegría, canta paz.

El alma canta en íntimo susurro, gracias, gracias, gracias.


El corazón parece palpitar a suave ritmo en pulsos traducibles: "todo está saliendo bien".
Y el alma canta. Es tiempo de confiar.

jueves, 17 de junio de 2010

...de PRESENCIA y DETALLE (desmedido)


¿Cómo se puede contar sin contar, algo que me resulta absolutamente especial y que podría "mal entenderse" si me voy en detalles?
Me pregunto eso, y me respondo: no habrá que contarlo.
Pero voy a tratar de ponerle palabras a lo otro, a lo que va por dentro de lo que podría ser solo anecdótico.
Algo que te resulta especial, un signo lindísimo de ese algo especial, llegás a compartirlo en diálogo con alguien. Y para propia sorpresa o no tanto, el otro te devuelve en espejo la misma apreciación; en simultánea sorpresa vive aquello casi de la misma manera que vos.

Haber compartido, y haber hecho concientes esos signos; ahora te vuelven la mirada atenta y el corazón expectante a la posibilidad de que se repitan.

Y entonces, pasa. En repetición exagerada y bella, en sorpresa impresionante, en lo inesperado, en lo que podría ser una tremenda “casualidad”...pasa. Y uno busca la mirada casi cómplice del otro, como diciendo “¿vos viste, no?”, tratando de confirmarse para adentro que no es una ilusión, que está pasando.

Y entonces otra vez, al día siguiente. Y uno se sonríe y lo disfruta en silencio.

Y al día siguiente, desbordando en el gesto…

Y al siguiente cuando la evidencia hace creer que esta vez no pasará…¡¡¡PASA!!! Sí, pasa. Cual milagro multiplicándose delante de los propios ojos, pasa.

Y uno ya no solo se sorprende y se sonríe, lo disfruta y agradece, sino que se descubre meneando la cabeza en silenciosas palabras, casi incrédulo, repitiendo “no era posible… no era posible…”

Y ahora la sonrisa se vuelve lágrima-emoción-desborde de un algo que no puede explicarse.




¡Hasta dónde, hasta cuándo, qué más nos hará falta para comprender!



lunes, 14 de junio de 2010

de la FeliciDaD...

En medio del camino, revisando los pasos, actualizando referencias en mis mapas en blanco, disfrutando del paisaje, reorientando la marcha, recordando el sentido...

En eso voy, cuando dentro una pregunta empieza a hacerse eco, despertandome de la rutina, e invitando una respuesta. Respuesta que no tiene sentido en sí misma, pero que me lleva a un lugar en donde facilmente descubro pistas y señales de cómo seguir hacia adelante, hacia adentro, hacia afuera...hacia...hacia...hacia...

¿Sos feliz? Sondeo en mis propias experiencias de gozo, de felicidad, de paz. Pocas veces como ahora me detengo en esto. Y la pregunta se abre con distintos matices de lo mismo. Hago memoria, tratando de detectar "esos" momentos, tratando de identificar sentimientos, personas, contextos...
Empiezo a hacer lista de dos o tres cosas, cuando me doy cuenta que no. No se trata de hechos sueltos más o menos importantes, no es ahí.
Hay experiencias de Gozo mayúsculo que a uno lo marcan con indeleble, y que se vuelven fuentes vitales en donde volver siempre que se quiera a buscar agua fresca. Oasis del camino. Remansos claros y serenos en donde fortalecerse para la marcha que continúa.

Y entonces lo encuentro. ESE lugar para mí, es y será por siempre, la experiencia de sentirme amada en todo lo que soy, así, con lo que tengo y con lo que me falta; con mis dones que son bastantes y con mis fragilidades que hacen un buen contrapeso a los primeros. Sentirme amada, invitada tan especialmente, perdonada, querida así... eso no tiene precio! Desborda porque no se mide por lo que merecemos, es tan desbordantemente gratis, que la alegría que surge de esa experiencia es serena e  inmensa.  La certeza de que los caminos nos esperan ahí delante aunque demos mil vueltas de más (¿?), y uno no va solo en esto.

Ahí se abre el camino que invita y cuestiona, que me hace "salir", que me pide respuesta. Una respuesta que se escribe con la vida misma, una respuesta que nadie más podrá decir por mí, al menos no en mi camino. Una respuesta que debe ser también para otros fuente-oasis-remanso de felicidad. Amor hecho respuesta en lo cotidiano, en las miradas, en los gestos, en las palabras, en la humilde mano que se tiende y no espera respuesta. Amor hecho concretez en la posibilidad de hacer sentir amado-valorado-tenido en cuenta a quien todavía no descubre en su vida esta maravilla.

Soy feliz, aún en medio de las dificultades que a veces no son pocas; con las cosas que todavía me inquietan, con las muchas cosas que quisiera cambiar empezando por mí, soy feliz.

miércoles, 9 de junio de 2010

De lo impredecible...

¿En qué lugar se alojan la mayor parte de mis miedos?
¿Cómo voy eligiendo mi manera de vivir?
¿Qué busco y desde dónde?
¿Cuáles son mis alegrías más profundas y cuáles mis preocupaciones?

Puedo seguir agregando preguntas, y todas terminan casi en un mismo lugar, en una misma fuente de respuesta: lo impredecible.
Ahí se responden mis miedos. Lo impredecible me asusta las más de las veces, me desconcierta no poder asir con fuerza seguridades en el camino, en las relaciones, en las situaciones cotidianas, en los proyectos, hasta en las ideas se me hace a veces imprescindible adivinar dónde terminarán.
¿Y mi manera de vivir? Es que me pregunto si en verdad confío en el camino que se abre, lleno de sorpresas y cosas que no se pueden predecir ni manejar. Porque si confío verdaderamente en que Dios me pondrá en el camino todo cuanto necesito, y en que todo está bien así, debería al fin abandonarme en sus manos igual que abandonar los pesares o preocupaciones que amenazan, a veces, quitarme la paz.

Preguntas en voz alta, nomás eso.



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