jueves, 28 de noviembre de 2013

de recuerdos, cambios y tiempos...

  • Lau P. retwuitea esto: "Extraño cuando los cumpleaños duraban 36 fotos"...


Y pienso. Cuando eramos chicos en casa había una sola máquina de fotos, los chicos no teníamos permiso las más de las veces para tomar fotos. Sea por el cuidado con que había que manipular la cámara, sea porque no era demasiado accesible hacerse de una, la cosa es que las fotos eran cosa de grandes, y usadas para momentos especiales-importantes. 
Generalmente el "rollo" era para 24 fotos, ya si era de 36 significaba que el acontecimiento era más que importante! 
Era impensado en aquel tiempo considerar un resultado inmediato. La foto quedaba guardada bastante tiempo dentro de la cámara, siendo misterio; y era una verdadera revelación descubrir en papel, en qué se habían transformado aquellos limitados "click". 
En casa, no había mucho lugar para la foto espontánea. Había que saber aprovechar muy bien, las 24 o 36 oportunidades de eternizar el momento. Era costoso el tema del revelado. A veces los rollos quedaban guardados por un tiempo largo porque no había dinero para hacer las copias, y entonces se volvía una sorpresa cuando al fin nos encontrábamos con la foto: capaz que habían pasado meses hasta entonces, y entonces sí la foto empezaba desde el comienzo a cumplir su misión de hacernos evocar momentos pasados.
No teníamos posibilidad de editar, de borrar detalles, de elegir entre 10 tomas casi iguales en cuál salíamos favorecidos. La foto donde casi todos estamos con los ojos cerrados, no tenía segunda oportunidad, porque para cuando la podíamos ver, seguro ya estábamos en "otro" cumpleaños, otro nacimiento, u otro paseo especial. 
Esas fotos por las que uno llora de risa! Tener la posibilidad de tener TODAS las fotos en papel, las que nos "favorecen" y las que no; recordar juntos, reírnos, intentar repartirnos las fotos familiares y no poder hacerlo porque son de TODOS.

Pienso en hoy. Hasta mis sobrinitas chiquitas sacan fotos ahora. Todos tomamos fotos hasta de lo que parece o es intrascendente. Cámaras o celulares con cámara, prácticamente todos lo tienen encima casi todos los días. 
El resultado es inmediato, no me gusta, borro. Hago otra foto, la edito, le pongo color, más brillo, la acerco, la esfumo, la "perfecciono". No es necesario esperar nada para ver los resultados.
Una foto hoy inmediatamente la puedo "compartir", sí, miles pueden ver mi foto al instante. Pero qué locura pensar que ese compartir es igual o parecido a ese otro compartir de estar todos alrededor de la "caja de fotos", pasándonos de mano en mano una y otra foto, haciendo memoria juntos, tratando de descifrar las fechas, los parentescos, recordarnos juntos aquel día.
De un mismo cumpleaños hay 200 fotos, lo que da cuenta que uno habrá estado prácticamente todo el evento viviéndolo detrás de la cámara, privándose muchas veces de ESTAR ahí, y de poder evocar más adelante. Se da casi todo junto.



Yo también extraño un poco aquellos cumpleaños que duraban 36 fotos...

-aprender a esperar
-disfrutar la espera
-dejarse sorprender
-compartir de verdad
-poder darse el tiempo para hacer memoria
-estar más presente  en cada momento
-diferenciar lo importante de lo común



martes, 26 de noviembre de 2013

de sentirse BiENVENiDO



Hago experiencia hoy de sentirme bienvenida en la mirada y el corazón de otro. 

Pareciera que no existen los relojes, que por un buen rato el tiempo se detiene solo para mí; que puedo descansar-me sin apuro y sin la sensación de estar robando un tiempo que no es mío.

Me sé bienvenida, y es muy hermoso sentir que puedo habitar y dejarme habitar por ese encuentro; dejarme atravesar por las palabras que se me comparten, por la vida de la persona que en este momento se vuelve encuentro, espejo, aire fresco, luz para mí.

Bienvenida en paradójica antesala de una despedida que me parece demasiado pronta.

Bienvenida como soy y estoy; en un encuentro que se va volviendo más gratuito al paso de la tarde. 

Agradecida por memorias que ya no duelen, por poder compartir, por poder celebrar que uno no está solo y que es bien bonito seguir confiando en la mirada y el don de acogida de otros en el camino.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Ser un poema...

Todos tenemos algo de poema, algo de historia de terror, algo de novela...en fin; la palabra tiene esa magia de envolvernos, y de gestarnos, a su modo. 

No está mal ser poema algunas veces, que otro se conmueva, disfrute, se enamore, se sensibilice, y más... a partir de uno, de lo que uno es. 

¿Qué quiere decir que alguien te diga que sos un poema? ¿Habla de lo creado, de cierta musicalidad en el modo, de lo bello? ¿Dice de sus propias emociones puestas en juego, de lo que espeja en su propio corazón? ¿Dice de su Autor, de la inspiración que intervino para que "sea"?  No lo sé, pero puede  ser halagador que te digan ¡Sos un poema!

Quien sabe, alguien quizás nos guardará como quien guarda un poema real (de los que se escriben) en algún lugar especial del alma, -cajoncito intangible pero igual de real que el de la mesa de luz- y cada tanto abra y lea,  llore y recuerde, o sonría. 
Eso. Ojalá que sonría.


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