Hace bastante tiempo leí el libro "Las voces del Desierto" de Marlo Morgan. No es un libro "espiritual" o sí, puede serlo. Está escrito en forma de novela (para preservar la identidad de los protagonistas), pero no es ficción. Narra la experiencia de una médica que se adentra en el desierto australiano, y que comparte allí un camino con los aborígenes del lugar. Literalmente un camino, ya que lo que en pricipio parecía una pequeña excursión turística, se vuelva un viaje arduo, intenso, difícil, y a la vez emocionante y revelador. Este es uno de esos libros que hay en las ofertas de supermercado, que quizás no irías con la intención de comprar, pero que guarda en sus páginas mensajes lindos de esos que te hacen ver otro lado de las cosas.
Me gustaría dejarles un fragmento, que a mí me hizo pensar en nuestras celebraciones, en el sentido que le damos, en qué celebramos cuando celebramos.
"FELIZ NO CUMPLEAÑOS
Durante nuestro viaje se realizaron dos celebraciones para honrar el talento de sendas personas. Todos los miembros de la tribu reciben este reconocimiento mediante una fiesta especial, pero no tiene nada que ver con la edad ni los cumpleaños; con ella se reconoce el caracter único de ese talento y su contribución a la vida. Según sus creencias el paso del tiempo cumple el proposito de permitir a las personas que se vuelvan mejores, que expresen más y mejor su propio ser. Así pues, si eres mejor persona este año que el anterior, y solo tú lo sabes con seguridad, debes ser tú quien convoque la fiesta. Cuando tú dices que estás preparado, todos lo aceptan. No celebran el hecho de envejecer sino de que cada vez son mejores.
Una de las celebraciones que presencié se dedicaba a una mujer cuyo talento o medicina en la vida era escuchar. Su nombre era Guardiana de los Secretos. Ella siempre estaba dispuesta a escuchar a quien fuera, sin importar sobre qué quisiera hablar, confesar o desahogarse, o qué peso deseara quitarse de encima. Consideraba que las conversaciones eran privadas; en realidad no ofrecía consejos ni tampoco juzgaba. Sostenía la mano o la cabeza de la otra persona sobre su regazo y se limitaba a escuchar...
...en la fiesta de Guardiana de los Secretos se fueron turnando para explicar el alivio que suponía tenerla a ella en la comunidad y lo valioso que era su trabajo para todo el mundo".
No sé que te parece, pero a mí me encantó esta idea de poder convocar en cualquier día, a los de uno, a nuestros seres queridos...familia...amigos... y compartir con ellos aquello en lo que hemos mejorado, y en donde ellos mismos se sienten testigos de tal crecimiento; y también de sentirse convocado por alguien que quiere compartir su propio talento y poder dar fe de ese crecimiento. Eso es celebrar la vida. Me hizo pensar en las veces que hasta nuestras celebraciones más profundas responden más a una costumbre que a un real sentido.
1 comentario:
Que interesante. Encontré muchas lecturas comunes. Algunas olvidades y muy refrescante reencontrarlas. Gracias por las nuevas. Felicidades, un blog muy inspirador.
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