martes, 2 de marzo de 2010

Silenciar y escuchar...

Un silencio de escucha, que recibe y acoge.
Un silencio-regazo, en donde descansan palabras frágiles, chiquitas, suaves, temerosas que llegan en procesión o torrente.
Un silencio casi brazos, sosteniendo y abrazando historias y dolores.
Un silencio casi puente, donde encontrarse al medio solo para saberse comprendido por un otro.
Un silencio casi ojos, espejando compañía, alejando la idea de que no es importante lo que se está viviendo.
Un silencio casi nada y casi todo, silencio que no se apura en fabricar respuestas urgentes.
Un silencio casi anuncio de lo sagrado de la vida que se abre y comparte sin más pretensión que decir y ser escuchado.

Mucho en estos días se vuelve invitación a "escuchar" y a silenciarse, a recibir gratis sin tener que salir a "devolver" respuestas prefabricadas ni soluciones inmediatas.
Solo escuchar y ser por un momento remanso tranquilo donde alguien pueda parar a descansar un poco, recuperar fuerzas para el camino, sacudirse el cansancio y el desgano...y seguir.
Invitación a hacerse pequeño, a acompañar solo estando, a NO hacer nada más que eso.
Silenciarse y estar.

Que la Maestra del Silencio, Madre de la Palabra, me enseñe...


"El silencio de María
un lenguaje de eternidad
Estar en silencio
es simplemente acoger el don de una Presencia,
escuchar contemplando a Alguien que nos habla
con lenguaje de eternidad.


Estar junto a ti, María,
ahí, donde estás tú.
No decir nada, cantar
sólo porque el corazón está lleno…


Madre de Jesucristo,
yo no vengo a orar.
No tengo nada que ofrecerte y nada que preguntarte.
Madre, vengo solamente
a contemplarte.
Porque tú eres bella,
porque eres la Madre
de Jesucristo…


Porque tú eres la mujer,
cuya mirada va directo al corazón
y hace brotar las lágrimas contenidas.


Yo soy
la sierva del Señor,
hágase en mí,
según tu Palabra


Intimidad de amor,
de comunión profunda
de ser inefable.


He aquí
el momento maravilloso
en el que se unen
el cielo y la tierra,
en el silencio,
sin clamor.


Es el silencio de María.
Silencio que se irradia
en cada corazón ,
como un buen perfume
o como un eco
del canto que llega
desde la otra orilla."

1 comentario:

Teresa dijo...

Bendito silencio. Silencio sonoro, que dice tantas cosas con tan poco...
Preciosas palabras, Analía. Me encantan todas tus entradas, todas. Un abrazo.

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