domingo, 7 de marzo de 2010

DESCANSO PARA VOS...

Tomá. Este puñado de palabras HOY lo traje para vos. No es que sean palabras importantes, ni sabias, ni nada de eso. Son solo mi  puñado de palabras mientras pensaba como hacer para atravesar el océano, y alguna montaña de las que rodean tu casa. Y regalarte DESCANSO.
Hoy te hablo del mar que está bien cerca de casa. Del mar en la mañana, bien temprano, cuando destella calma en cada ola, con el brillo del sol amaneciendo sobre el agua. Te hablo del mar, olor a sal, viento en la cara, gaviotas dibujando el cielo abierto, y yo caminando por la orilla. Ahora me doy vuelta y veo mis huellas. También te las regalo, las dibujé en esta arena para vos. El agua fresca, muy fresca en estas horas. Apenas si rozo con un dedo la espumita blanca que queda adormecida en la arena, mientras el agua vuelve por donde vino.
Te hablo de un barco pesquero que se ve a lo lejos. Del pescador que temprano salió a ganarse el pan, y goza en primera fila del espectáculo precioso de este amanecer en el mar. Quiero estar por un rato en sus ojos, me animo y juego. Veo entonces dos manos con cayos de trabajo, veo que está solo, pensando en la mesa de sus hijos. Veo que él quisiera estar ahora en la orilla jugando a escribir en la arena. Y escribe cuando sueña, el nombre de sus hijos, y un corazón enorme donde caben todos ellos, el nombre de su compañera de vida, y de un nieto que más de una vez le ha pedido, todavía sin éxito, "abuelo quiero ir con vos".

Un sonido me despierta, es Gaviota  reprochando a la chica de azul el haber pasado por algún lugar por el que no debió haber pasado. Las Gaviotas son algo celosas con sus espacios. La chica de azul, que atraviesa tan lento la escollera, está triste y se nota. Lleva un ramo de flores en la mano. Se detiene en la punta. Yo la miro de lejos. El silencio se vuelve de pronto de una hondura sagrada. Parece una foto lo que veo, todo está magicamente detenido. Y entonces, ella levanta sus flores en suave gesto que es abrazo, y las acuna, las besa...y las recuesta en el mar. Sé que llegarán a destino. Se le nota el amor, se le nota el amor.

En la orilla de las palabras, sigo.

Quiero hablarte ahora de mi amigo. Claro, vos no lo conoces más que de nombre. Pero si quiero regalarte descanso, además de mi viaje a ojos cerrados por la playa, debo hablarte de él. Mi amigo es en sí mismo descanso para mí. Cuando el corazón se cierra y se atrinchera, cuando el dolor se hace intenso y agudo, cuando las preguntas son tantas que no sé por donde seguir viviendo, cuando las culpas, cuando las traiciones, cuando los fracasos, cuando los miedos, cuando las preocupaciones, cuando lo que no sale bien, cuando los sueños no se animan, cuando algo averguenza, cuando me equivoco, cuando el rechazo, cuando la tristeza, cuando la enfermedad, cuando las trampas sin salida... cuando todo eso: MI AMIGO es , ha sido y será DESCANSO. Basta con mirarlo a los ojos para saberse tan especialmente sostenido y cuidado. Él me enseña a dejarme encontrar, me descubre cosas bellas  de mí misma, me alienta a mirarme con más amor del que a veces me miro. Me dice que no me desespere, que todo pasa, que todo está bien así. Mi amigo habla, y sus palabras son canto suave y tierno en donde serenar el corazón y confiar. Mi amigo escucha, y su corazón se vuelve regazo en donde apoyarse a descansar, lugar donde vaciarse por completo y quedar tranquilo. Mi amigo camina cerca y se vuelve compañía especial que me anima especialmente a hacer mi propio camino. Mi amigo me quiere como soy, y pocas cosas, muy pocas, regalan tanto descanso como eso.

En la orilla de las palabras sigo.

PD: Ahora hablemos de algún sueño. Hablemos, en secreto, de algún sueño. Mientras oigo  de fondo la música preciosa que mandaste, mi sueño toma forma en esa melodía. Sé que vas a notarlo cuando vuelvas a oírla. No puedo regalarlo en palabras esta vez, ya no sería un secreto.

Te deseo paz en medio de lo que hoy te toca vivir.

2 comentarios:

Teresa dijo...

Bendito Amigo, Analía... Bendito Amigo. Un abrazo y gracias por recordarme tan buen Amigo -tuyo, mío, de todos-. Gracias

Analía dijo...

Teresa, a vos, gracias!
Me devolviste en reflejo algo bien lindo. Cuando hablo de mi amigo, es un amigo cercano, concreto, con nombre, con historia, con edad, con búsquedas...(puedo seguir agregando); vos hablás del Amigo, haciendo eco de mis pobres palabras. Y pienso que es así, este, mi amigo, es el más claro reflejo cercano para mí de aquel Amigo con mayúsculas. Gracias por hacermelo notar!

Un abrazo descansado!

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