sábado, 12 de enero de 2013

el don de la palabra (dedicado parte VI)


Hay un arte delicadísimo en aquel que tiene el don de la palabra oportuna. Palabras se pueden decir muchas,   interesantes, inteligentes, luminosas incluso; pero no todas son oportunas
Una palabra oportuna puede ser la clave-llave para abrir un corazón encerrado...intrincado...confundido. Una palabra poco oportuna puede ser también clave y llave para acorazar el corazón, y llevarlo a permanecer en el enredo. 
Hay palabras que vienen a despertarlo a uno y a sacarlo de la noche, palabras-luz, palabras que sacuden el alma aletargada o abatida y la ponen nuevamente en pie y en estado de vida.
Hay palabras que dejan pensando, que confrontan, que movilizan. Hay palabras que se vuelven bálsamo al corazón. Otras que nos plantean un límite, que nos dicen que algo no está bien, palabras que enseñan. Hay palabras que nos espejan, palabras que nos dejan al descubierto, palabras que dicen mucho de nosotros.
Hay palabras que abrazan. Hay palabras portadoras de paz. Hay palabras que animan, que consuelan, que nos traen alegría. Hay PALABRAS DE ESPERANZA.

Mi amigo me hizo el regalo inmenso de miles de palabras oportunas. El, que me conoce y me quiere, que sabe de mí y me quiere con todo lo "incorregible" que puedo ser, me regaló palabras que quedaron grabadas a fuego en lo profundo del corazón y que han sido más que oportunas. Sabe bien que solo un "¿entonces?" en medio de algún silencio mío, es llave para abrir el corazón a la verdad.

HOY doy gracias por ese regalo de su vida en la mía, doy gracias infinitamente por el regalo de las palabras oportunas (aunque no siempre hayan sido palabras felices) que tantas veces ayudaron a enderezar los rumbos, a serenar el corazón, a sentirme especialmente cuidada y acompañada.

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