martes, 12 de junio de 2018

DESPEGAR.

Con mi amiga-hermana; a Italia.
Levantamos vuelo. Estar literalmente en el aire trae consigo una inmediata sensación de vértigo. Ahora es confiar, dejarse llevar, y listo. 
Despegamos. Dejamos abajo lo nuestro: familia, casa, lugares. Nos vamos con nosotros mismos y algo de equipaje.  Un nosotros cargado de ilusión y de un gran vacío que apuramos a abrir dentro para dejarnos habitar por la novedad. 
Despegamos de la rutina, de los cansancios, de nuestros amores, de los espacios que habitualmente disfrutamos; y también de cada lugar, persona, movimiento o experiencia que en este tiempo nos regalaron agobio o pena. 
Despegamos para volver, como alguien profetizó en la despedida, siendo los mismos pero a la vez otros.
En el aire se piensa, particularmente se piensa en todo lo que escapa al propio control. Se piensa en la muerte, en los "que pasaría si"... Una turbulencia nos alerta, nos pone en guardia. "-No pasa nada, ya pasa"- nos decimos como si fuésemos niños ahuyentándonos los miedos.
En el aire se piensa en los sueños y en la metáfora de volar: "deja volar tus sueños" -dicen- y eso ha de significar quizás que dejemos que ellos atraviesen los miedos, que se llenen de vértigo, que abandonen lo seguro, que tomen perspectiva, que despeguen para volver y hacerse nuevos siendo los mismos.

Que los buenos sueños despeguen y se sepan bienvenidos donde vayan, que sean soltados a vuelo rodeados de amor y buenas intenciones.
Que despeguen, vamos detrás de ellos. 
Que nos reciban y abracen cuando toque aterrizar.
Que comience el juego. 

(escrito en el aire)



1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué linda tu amiga!

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