miércoles, 10 de septiembre de 2008

DESTIEMPO...

Suenan cinco guitarras, algunas voces, un bombo.
Me encanta esa canción!
Pienso en cómo me gusta esa canción, qué bueno que la eligieran.
Comienza el canto, me emociono, intento sumar mi voz a lo que escucho.
Y entonces, lo inevitable: un bombo ejecutado por un percusionista con mucho más entusiasmo que talento, con todo el entusiasmo si se quiere, percute con esmero, con alegría, con orgullo, con audacia, sobre el parche gastado del instrumento; solo falta un detalle, uno sólo: va a destiempo.
Entonces me suceden varias cosas: primero lamento que el "bombista" no deje de tocar. Luego me digo que es válida, muy válida, la sonrisa dibujada en su cara, expresión de un orgullo mayúsculo por ser parte del grupo de música.

Después, el intento de cantar y disfrutar el canto, con resultados a medias... demasiado esfuerzo.

Me rindo. Acepto que no puedo seguirlo. Acepto que no puedo hacer oídos sordos sólo al bombo, y que para escuchar el canto tendré que aceptar escuchar también este ritmo fuera de tiempo.

Ya al rato, en otro contexto, me sorprende esta idea: tan difícil cantar cuando el ritmo marcado no coincide con el ritmo real del canto, como difícil vivir cuando el corazón marca un ritmo distinto al que el camino invita.

A veces en lo que toca vivir, el corazón parece enloquecer, más lento ...más acelerado...
A veces absolutamente independiente del resto de nosotros. El corazón tironeando para un lado, el resto de nosotros, para otro.
Y cuesta conectarse entonces con uno mismo, armonizar, hacer de lo vivido un canto disfrutado.

¿Qué hacer entonces?

¿Dejamos de cantar o simplemente aceptamos con esfuerzo que el canto continúe?
¿Aceptamos que a veces este destiempo viene a poner a prueba nuestra capacidad de seguir adelante aunque mucho en nosotros se resista a hacerlo?
.
Hace ya un tiempo escribía esto, ahora lo recordé, lo comparto:

DESTIEMPO

Discursos vacíos que rompen sin pena la calma.
Silencios que llegan donde más quisiera palabras.
Presencias ausentes y ausencias presentes que matan.
Desiertos inmensos, desiertos que nunca se acaban.

Probabilidad y control donde solo quiero misterio.
Misterio profundo donde imprescindible es lo cierto.
Amor de momentos, reales deseos prohibidos.
Memorias intactas donde necesito el olvido.

Ana (2007)

5 comentarios:

Cecilia dijo...

Sigamos cantando, que en el plan de Dios no hay nada librado al azar. Hay que confiar y seguir adelante. Cuesta, pero vale la pena.

Me encantó tu poema. Muy cierto!

Besos!

Anónimo dijo...

Oración para saber cuándo estamos nosotros fuera de Tempo y tenemos que cambiar, y cuando es el mundo el que nos debe seguir el paso, y mantenerse confiantes en la huella.

Anónimo dijo...

Oración para saber cuándo estamos nosotros fuera de Tempo y tenemos que cambiar, y cuando es el mundo el que nos debe seguir el paso, y mantenerse confiantes en la huella.

Pablo Silvoni dijo...

Hola Analía,

Luego de un tiempo te visito. Leo este "destiempo". No es fácil cantar fuera de tiempo. Callar? Dejar a los músicos por su cuenta e irnos? No creo, solo esperar la próxima estrofa y entrar con ellos. Tomarnos una pausa nomás. Todos alguna vez nos "perdemos" el tiempo en ese sonar.

Tu poema del 2007 habla de presencias ausentes y ausencias presentes, y de control donde solo quieres misterio. Quizás ese misterio surge de llevarnos por el ritmo de esa música que no es nuestra. Conectarnos con nosotros mismos necesita de tomarnos esa "pausa" para encontrar ese enganche y seguir con el canto.

Una huella nomás.

Te mando un abrazo y que Dios te bendiga siempre,

Pablo

Vivi dijo...

Hola, sigo tu blog desde hace unos meses y es la primera vez que dejo un comentario. Realmente me gustó mucho la reflexion y me sentí muy identificada... definitivamente mi corazón está a destiempo y realmente me cuesta mucho seguir cantando... Esa es mi lucha diaria!! Lograr disfrutar del canto a pesar del "destiempo"

Gracias! Un abrazo!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...