domingo, 19 de mayo de 2013

Ruinas.

(En Ruinas de San Ignacio - Pcia. de Misiones)

La historia va dejando señales a su alrededor, señales de vida, señales de lucha, señales muchas veces de dolor. Allí donde hay ruinas es fácil intuir que ha habido antes historias que fueron vividas en la plenitud de un paisaje completo. 
Ahora es necesario adivinar los encuentros, los entornos, las jornadas. 
Hay un ahora real en medio de las ruinas del pasado. 
Ahora caminar esos lugares nos obliga a hacer memoria. Es posible rozando restos y señales de una vida pasada, convocar al presente aquello que descansa silenciado en lo profundo de un respeto y una pena que envuelve lo que ya no es; o al menos ya no es como antes.
Las ruinas vienen a decirnos algo de la fragilidad, de lo vano, de la finitud de las cosas.
Las ruinas vienen a contarnos que hay predecesores de todos nuestros pasos, que hay un antes, que hay memoria, que desde ahí es posible mirar con novedad, dar un paso distinto.
Las ruinas nos traen el canto de la lucha y del camino de otros.
Las ruinas nos aseguran que antes hubo coraje de construir algo donde nada había.
Son murallas endebles que no temen caer, y que en su fragilidad re-descubren la posibilidad de abrir grietas, hendiduras profundas y vitales en donde seguir regalando vida. 
Quizás esto último es lo que más me gusta de las ruinas. Esa posibilidad de trocar su dureza en fragilidad,  vestigios de guerras y batallas que se abren ahora en señal de esperanza. La oportunidad de un presente distinto, sin nostalgia y sin olvido; la oportunidad de renacer.


6 comentarios:

Un punk ignorante dijo...

Muy bueno el texto y su blog. Saludos.

Manuel dijo...

Buena reflexión, válida sobre todo para quienes comenzamos a ser "ruinas" también, jeje.
Buen Pentecostés!!!

Analía dijo...

Punk, bienvenido y gracias. Saludos para vos!

Analía dijo...

Gracias Manuel! Lo que decís me deja pensando: todos vamos siendo un poco "ruinas",con pasado, con historia, y con "muros" que se van deteriorando-cayendo... Me gusta ver que todo lo que está detrás de mi presente, es hoy oportunidad, punto de partida de lo nuevo. "Estamos en ruinas" jeje... Un abrazo grande! Feliz pentecostés!!!

MARIANO.- dijo...

Es muy interesante esto de concebirnos como ruinas. Ya no somos lo que fuimos, porque si no hay cambio no hay vida. Y lo que alguna vez fue fortaleza, hoy es fragilidad. Pero aunque esas ruinas queden allí en ocasiones como recuerdo -porque las fortalezas cambiaron, pero las ruinas permanecen mayormente inalterables como tales-, también permiten construir, re-construir, resignificarnos. Como en San Ignacio y en las otras reducciones jesuíticas, donde lo que fue majestuoso dejó de serlo, pero lo que quedó resulta majestuoso en cuanto posibilita inmiscuirse en la historia.
Y es desde esa historia, desde esa fortaleza que nos protegió y hoy es fragilidad que debemos proteger, que podremos entender qué pasó, por qué nos pasó, y saber cómo construir nuestas nuevas fortalezas para que, conscientes de que alguna vez también serán ruinas, sepamos hacer naturalmente el proceso.

Analía dijo...

Mariano,gracias por tu "luz" en formato palabras. Simplemente genial, le pusiste más palabras a cosas que todavía no dije pero que las pienso.
Pienso en la belleza que guardan las propias ruinas, como signo de vida y como parte de un proceso vital. Me quedo con eso...

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