jueves, 11 de febrero de 2016

AGRADECER (segunda compartida)

 

Vengo de una experiencia que me dejó como saldo el corazón entibiado, blando, abierto; arropado en un sentimiento de felicidad del que no quisiera desprenderme nunca. Por momentos la tentación es no querer despedir, no poder abandonar aquello para poder seguir andando tranquila y atenta a lo que ahora la vida me pone delante. 

Me asalta por sorpresa cierta nostalgia. No quiero darle lugar porque sería reconocer que algo de lo vivido quedó fuera de mí y no es verdad. Extraño, sí; me encantaría seguir estando donde estaba hace unos días, sí, es cierto. Pero nada de nostalgia. 


Lo vivido fue un regalo desbordante, sorpresa tras sorpresa, superando todo lo que hubiera podido imaginar o prever. No podría pedir más, los regalos se reciben y se agradecen. 

Ahora se trata de eso: de agradecer tanto recibido, con palabras, con sonrisas, con gestos que den cuenta de lo que traigo dentro. Se trata de dejar salir a través de los ojos todas las miradas que me quedaron guardadas en el alma; a través de las palabras, las historias que quedan para siempre entramadas a la mía; a través del silencio, las escuchas que fueron paz y perdón para mí en estos días.

Nostalgiar no es lo mismo que soñar. Lo primero nos deja anclados a lo que ya pasó, quedamos anhelando más como si lo vivido no hubiera bastado, quedamos mirando para atrás como si des-creyéramos de la novedad que la vida tiene en adelante para nosotros. 


Soñar es otra cosa: caminar atentos al suelo que ahora pisamos, sumando nuestro esfuerzo al ahora pero con la mirada abierta, esperanzada, sin límites a todo lo que vendrá. La nostalgia se adormece en lo vivido, los sueños nos abren a la espera.

Quiero seguir soñando, mientras mi pulso va marcando feliz y serenamente un encadenado de gracias infinitas... gracias... gracias... gracias....



No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...