miércoles, 4 de febrero de 2015

Misión - Parte II


 "La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme." - Evangelii gaudium

Todavía con el corazón entibiado y encendido por la hermosísima experiencia de Misión en la Comunidad Mapuche Linares (muy cerca de Junín de los Andes), parece que las palabras no alcanzaran para "contar" algo de lo vivido, se quedan chiquitas, se vuelven pobres; y así y todo quiero hacer el intento de dejar huella escrita.

A algunos más cercanos ya les he ido compartiendo el sentimiento de plenitud que se me "pegó" al alma en estos días. Me pregunto qué es lo que hizo que este sentir me invada por completo; y es que presiento que ahí está, o muy cerca al menos, el secreto de la felicidad. 

Uno entiende entonces que no hay modo de repetir fórmulas ni caminos. Comprende que ha sido llevado a un lugar -momento, encuentros, personas, situaciones- que no va a volver a repetirse así como fue, y que aquello ha sido un regalo infinito que quedará marcado a fuego en el corazón por toda la eternidad. 

Ahora, volviendo al camino, a la vida cotidiana, a la propia casa, descubre que aunque hubiera querido "hacer tres carpas" allí y quedarse degustando todavía más esta experiencia de plenitud, y aunque la memoria nos recuerde con un poco de nostalgia "que bien estábamos allí", hay que regresar. Imposible regresar siendo el mismo. Se regresa nuevo, se regresa siendo un poco "otro".


Cuando se ha sido bienvenido y recibido en el corazón del pueblo, y cuando se ha hecho esta experiencia desde lo hondo del propio corazón, difícilmente pueda ya arrancarse este nuevo amor. Abrazados por el pueblo, y habiendo sido invitados a "alojar" en ese corazón que abierto de par en par sin restricciones, sin cuidados, con absoluta disponibilidad y alegría se nos ha regalado visitar...¡no hay modo de regresar!

Por hoy, hasta acá. Sea una introducción a tantas cosas que quiero compartir en estos próximos días, porque "no podemos callar lo que hemos visto y oído".

Gracias especiales a cada compañero de Misión: Vani, Lucía, Marcela, Sandra, David, Laguna,Tavo, Emi, Lucho.


4 comentarios:

mariana dijo...

que maravilloso ,que lindo ...AMO lo que haz hecho......sin dudas DIOS tiene soldados maravillosos en esta tierra,te tiene a TI amiga, la persona q me misiono con sus palabras a través de un blogs,que me regalo a un jesus cotidiano q pude empezar a ver en cada cosa sencilla...y aunque estoy en tiempo de desolación donde la oracion me cuesta bastante he aprendido a hablar con EL en pequeños momentos mientras camino o simplemente le digo gracias por mis manos, parece pequeña mi oracion pero tu me has enseñado que EL nos AMA HASTA LA LOCURA de todas maneras.

Analía dijo...

Gracias Mari por estar siempre ahí, compartiendo los ecos de tu corazón.
No te desanimes! Rezar también es "escuchar", dejar que Él rece en nosotros, y mientras tanto en la certeza de que Él nos envuelve con su Ternura, vivir las pequeñeces de cada día del mejor modo. Dios te quiere tanto!...y yo también ;) Abrazo!!!!

MARIANO.- dijo...

Bendito sea Dios por estas experiencias. Por esos vacíos que nos llena y también por los sinsabores que nos tocan, por la pequeñez de nuestra existencia, por todo lo que queremos y no podemos hacer, por esa imposibilidad de estar en todos lados que nos muestra nuestra humanidad y la grandeza de Dios, que nos deja ser parte (¡y qué parte!) de su misión.

Analía dijo...

Amén.
Gracias Mariano! Me hace eco especial esto "la imposibilidad de estar en todos lados que nos muestra nuestra humanidad y la grandeza de Dios". Gracias!!!
Dios "nos deja ser parte de su misión"....qué hermoso!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...