Tus ojitos hoy derrochaban sorpresa, amor, alegría.
Se te salía el corazón del pecho, pude sentirlo, cuando vinieron a buscarte a la Guardería, y tu mami venía "sin panza" y con un regalito hermoso entre los brazos.
Con que inocencia y con qué orgullo de hermano mayor le preguntaste a ella: "¿este es mi hermano?"
Le tocaste la nariz con la punta de un dedo, con una ternura indecible, y le dijiste: "Hola hermanito, acá estoy", asumiendo totalmente que el que había esperado más de los dos, había sido él. Pienso y sonrío: ¡al fin te conoce!
Mientras tanto, tu mami, la otra "seño", y yo no pudimos disimular ni un poco la emoción, se nos llenaron los ojos de lágrimas y aunque poco dijimos, no dudo que las tres recibimos esta tarde un regalo inmenso en tu gesto tierno, en tu mirada feliz, en la emoción y el orgullo de decirle a todo el mundo "acá está mi hermano, es mi hermano".
Te veía correr de un lado a otro haciendo lo posible para que todos los que estábamos ahí no fuéramos a perdernos esta maravilla.
¡Ayyy, maestro de 4 años!
Hoy me enseñaste la TERNURA.
Hoy: tu mamá, vos, el hermanito, y tu papá no rindiéndose frente a la enfermedad, fueron para mí el rostro de la ESPERANZA; un guiño cariñoso de mi Dios.
2 comentarios:
Qué buena experiencia. Qué bonita es la vida. Si siempre la miráramos así, con ternura, como un regalo. Si todos nos sintiéramos así, hermanos.
Que entrada tan linda, pletorica de ternura y amor, me gusto.
Un abrazo.
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