Alguien me pedía esta tarde una canción -cd- de una cantora que admiro y sigo desde hace tiempo. Segura de tenerla entre la música que atesoro fui a buscar el disco, y la sorpresa es que NO ESTABA. No pude encontrarlo. Di con los anteriores, con alguno que vino después, pero no con aquel.
La búsqueda se volvió entonces intensa, poco serena. Casi mi cd preferido, y ahora, y quien sabe desde cuando, ya no estaba entre mis cosas.
Me repito mientras busco "ya aparecerá", pero en los lugares posibles no hay ni rastros.
Pienso en el tiempo que hace que no lo escuchaba, en lo mucho que me gustaban esas canciones y aún así desde hace tanto tiempo no las oía. Lo valoro ahora que no está, que no lo encuentro.
Mientras tanto, descubro varios que reposan desde hace tiempo sin salir a escena en el estante, los miro como si fueran nuevos. Y aunque no me deshago de la sensación de haber perdido algo importante y valioso para mí, siento que aún cuando no sea lo que busco, estoy encontrando.
Busco para encontrar, me doy cuenta que he perdido, y me reencuentro con aquello que no buscaba. La frustración se evapora por un rato: buscando lo que no encuentro, encuentro lo que no buscaba.
La historia de mi vida, diría una amiga que quiero y que sé va a sonreír con esta línea.
La historia de mi vida...