Por distintas razones en estos días estoy poniendo especial atención al tema de las MIRADAS.
Qué decimos cuando miramos y qué cuando evitamos la mirada. De qué formas intencionalmente nos comunicamos con miradas. Damos miradas que animan, que miman, que acarician; miradas que opacan, que desarman, que entristecen. Regalamos miradas que valoran, que hacen que el otro se sienta y se sepa "visible", importante, querido, tenido en cuenta, y también de las otras, miradas que laceran, miradas que averguenzan, miradas que acobardan...
En estos días, sin que me lo haya propuesto especialmente, algunas cosas me hacen volver la mirada sobre las cosas de siempre, de una manera nueva. Y sí, ahora, con una especial voluntad de mirar sanando y amando, me descubro en algunas situaciones desatrofiando los ojos, recuperando miradas de vida.
Tratando de dar algunos pasos de perdón, alguien me propuso en este tiempo reflexionar especialmente acerca de cómo es mi propia mirada sobre mí misma; para tratar de llegar después a confrontarlo, o iluminarlo mejor dicho, con la mirada que Jesús me regala hoy.
Lo primero me ha resultado bastante fácil, creo.
Lo segundo, rezandolo y dejandome tocar por la Palabra, va surgiendo. También hacer memoria de MIRADAS que me regalaron y me regalan, descubro indicios, pistas, pedacitos...de esa mirada misericordiosa, compasiva, y de amor de Jesús.
Con esta mirada, me voy a quedar especialmente en este tiempo:
Un día se le acerca un joven excelente, entusiasta, con deseos de Dios y de perfección. Esta es la mirada con la que se encuentra:
“Jesús lo miró con amor...” (Mc 10,21).
Que podamos regalar en estos días miradas de las buenas, de las que dan vida. Que podamos sentirnos mirados así, miradas que son casi abrazos. Que podamos ver nuestra vida, lo cotidiano, lo de "siempre", con miradas renovadas.
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La canción que acompaña esta entrada, es de un amigo - cantor - poeta de mi ciudad: Marcelo Sulpizio.
Es una canción que me gusta especialmente porque me recuerda muchas miradas de esas que rescatan y salvan, miradas llenas de cariño, miradas que aman. Se las comparto especialmente.