Si el año fuera una especie de libro dividido en capítulos, y cada cap. tuviera un nombre, Septiembre llevaría por título: "El mensajero".
Se me han regalado en una sucesión impresionantemente providencial, oportuna, preciosísima, mensajes tan delicadamente personales, detalles tan profundos y sencillos a la vez, gestos de una ternura tan inesperada -que aunque no pierdo de vista el mensaje- me hacen poner especial atención en los "mensajeros".
Y en un momento me veo rodeada, felizmente rodeada, misteriosamente rodeada de estos mensajeros indiscutiblemente eficientes en la misión que les ha sido encomendada (sean ellos concientes de esta misión o no tanto, para el caso no importa).
Me es difícil ponerle palabras a lo que ellos me han regalado en gestos y detalles, en músicas y letras, en distancias que se esfuman aunque haya océanos en medio.
¡Me es tan difícil encerrarlo en palabras!
Y entonces pienso, siento, busco dentro... cómo responder a tanto.
He sido llamada a la fiesta de la VIDA, la fiesta es en mi nombre (no quiero ser modesta hoy) y me siento tan absolutamente obsequiada con regalos tan "pensados y sentidos" para mí... que ni siquiera se me ocurre cuestionarlos. Los tomo y los abrazo con el alma, y siento el corazón agradecido. Alguien pensando y sintiendo conmigo en algún lugar del mundo. Alguien en una profunda unidad que excede lo que solemos entender por cercano o lejano. Alguien se las ha ingeniado para que el mensaje llegue a destino. Alguien ha venido a recordarme que el momento presente he de vivirlo con amor. Alguien ha venido a recordarme que es necesario continuar la marcha, que la carga ha de ser sin duda más liviana; que es necesario-urgente-imprescindible abandonar algunas luchas sin sentido. Alguien ha venido a decirme que camina conmigo mi camino, que nunca se está solo, que adelante tantos otros van marchando, que muy cerca, que al lado, y detrás mío. Alguien me ha traído la sorpresa envuelta en noticias de su pueblo. Y me he tomado el tiempo necesario para no dañar ninguna de sus huellas, con una paciencia que no me identifica con frecuencia, he abierto despacio mi paquete. He hallado dentro, camuflado en foto y manuscrito y libros, un corazón bien grande, desprendido, compartido, entregado. Me he preguntado en segundos muchas cosas. Me he insinuado a mí misma que no merezco tanto, y entonces, el mensaje ha sido claro: es GRATIS - ABSOLUTAMENTE GRATIS - INDISCUTIBLEMENTE GRATIS .
No hice nada, ni bueno ni malo, para merecerlo o dejar de merecerlo. No se trata de mí. Se trata de que el AMOR ES ASÍ, se trata de la GRATUIDAD del AMOR.
Ese es el mensaje más fuerte que he visto, escuchado y recibido en este tiempo.
La respuesta que nace de lo hondo es exigente, pero voy a intentar vivirla. He comprendido al fin, que siempre se está a tiempo de recomenzar.
Hasta la naturaleza por estas latitudes se va encargando de despertar todos mis sentidos a esta verdad. Es tiempo de renacer. Es tiempo de recomenzar. Es tiempo de celebrar la vida. Es tiempo de vivir en esperanza...mientras vamos en camino.
Hasta la naturaleza por estas latitudes se va encargando de despertar todos mis sentidos a esta verdad. Es tiempo de renacer. Es tiempo de recomenzar. Es tiempo de celebrar la vida. Es tiempo de vivir en esperanza...mientras vamos en camino.