La sorpresa me des-arma en algún punto.
La casualidad te trae delante mío y siento que no tengo razones para barreras, y sí las tengo para puentes, banderas blancas, pasos que acercan.
El tiempo se vuelve mi mejor amigo.
Puedo verte a los ojos, esperando que sepas leer lo que te dicen los míos. Te dan la bienvenida, celebran de algún silencioso modo el reencuentro, la coincidencia primera y las que van desatándose luego para dejarme absolutamente conmovida y asombrada.
Y escuchamos hablar de coincidencias, como si alguien estuviera argumentando con su arte, este cruce del destino.
Celebro la sorpresa, la música, los motivos, las palabras.
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