sábado, 20 de octubre de 2012

de mí y del BLOG...

Cuando empecé a escribir en el blog no estaba atravesando mi mejor momento en la vida, en un decir mío que algunos me conocen: "la vida no me sonreía", de la esperanza hablaba más de oídas que por experiencia, y era un trecho de camino cuesta arriba y poco feliz.
Aquellas primeras entradas (durante más de un año) creo que las escribía para esa parte de mí que no podía salir a la luz. Buscaba, leía y compartía desde lo que el propio  corazón  parecía necesitar. No tenía yo entonces dimensión de lo que significaba escribir en un blog, no hubiera podido entonces medir su alcance. Quizás si lo hubiera hecho en aquel tiempo, nunca me habría animado a publicar mis palabras.
Pero sucedió, un día leí un blog de alguien que me traía palabras de paz para ese tiempo (Manuel), y me dije  por qué no ensayar un espacio en donde poder decir también mis búsquedas, mis pasos, algo. 
A decir verdad creí entonces que solo me leerían algunos conocidos. Sucedió exactamente todo lo contrario: solo unos pocos conocidos de mi entorno cotidiano y unos cuantos entonces desconocidos, de distintos lugares del mapa, dejando huellas de su paso por el blog. Solo entonces medí el alcance de las palabras lanzadas al cyber espacio. Mis pobres palabras, mis ensayos de escritura sin ser escritora, mi necesidad de compartir y decir, se fueron abrigando al calor de palabras que se me hacían cercanas, compañeras, reales. Hay en lo virtual mucho de real, yo lo sé, aunque alguno me diga lo contrario. 
Más de una vez me sorprendieron a mi correo personal mensajes de personas que no conocía compartiendo cosas de su mundo, de su historia, dolores, alegrías, sus propias esperanzas, su fe. No puedo explicar  mi sentir cada vez que eso pasa. Tengo amigos en algún lugar del mundo a los que probablemente nunca llegue a abrazar fuera del mundo de las palabras; de este lado del mundo, del otro, da lo mismo... Siento que los quiero! Entraron a mi casa, a mi familia, mis hijas y amigos saben de ellos. He esperado con ansias una boda, un nacimiento, una respuesta de alguien a una declaración de amor. He llorado una partida, me ha dolido una enfermedad, el perder una mascota. He celebrado en la distancia un cumpleaños, he rezado acompañando un retiro, he celebrado en el alma el viaje de alguien que podía vivir un sueño mío en algún lugar. He sido testigo de una historia de amor desde el comienzo. Me he sentido acompañando un envío misionero, un sueño grande. Me han dado entrada a un hogar, a una confesión íntima, a una alegría. Me han invitado a una plegaria compartida, me han hecho compañera de camino. He tenido el regalo de hacer experiencia en esto de saltar de lo virtual a lo real. He crecido en esperanza. He agradecido con el alma descubrirme tan acompañada en el camino. Me he sentido cuidada, acompañada, querida. Alguien ha rezado por mí. 
En este tiempo ha sido especialmente fuerte un mensaje: alguien me ha llamado Analía Esperanza. Eso solo, dicho así, me hizo despertar; me regaló un eco muy bonito, muy profundo de algo que deseo vivir. Como si viniera a revelarme algo de mi vocación, a quitarme cortezas que andan sobrando y a dejarme un poco más delineada alguna forma propia. Hace muchos días le doy vueltas a esto, pensaba en la fuerza vital que pueden tener algunas palabras y algunos gestos, para espejarnos algo más...
Ese alguien, en un gesto hermoso, se las ha ingeniado para hacerme llegar desde su ciudad, una mantita hecha a mano por el taller de tejido solidario del que forma parte "-para tus nenes de la Guardería"..... (suspiro) lo virtual es real!! Me siento conmovida, agradecida, maravillada. Ojalá se nos regale conocernos algún día!
Un blog es mucho más que palabras, un blog  son personas diciendo, viviendo, compartiendo; personas que salen del anonimato -GRACIAS A DIOS- muchas veces y que se vuelven un regalo en el camino. 

HOY escribo así. Gracias a cada uno de los que me han regalado tanta, tanta vida en estos años a través del blog, a los que me han llevado sin saberlo a la esperanza; a los que han sabido dar luz a mis temores y limitaciones, a los que han podido ser ayuda para volver a estar en pie. Ojalá pueda devolver algo de tanto recibido...

Gracias infinitas a cada uno! Los nombro hoy delante de Dios.


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