Aprendo a despedir-te.
Acá estoy, con una sonrisa que no es del todo cierta, o sí, según como se mire.
No es lo mismo que estés a miles de km, sin contar un océano abriéndose al medio, y los años que serán, y la vida que seguirá su curso para cada uno.
Y no es lo mismo saberte al alcance de un micro y unas horas, que saberte tan lejos. Me decís que es "relativo", y yo te creo. Te creo todo y siempre.
Te abrazo y sonrío. Tengo ganas de llorar pero no estoy triste, es esto: no quiero despedirte.
Así que, el corazón decide y "no despide". Si estás dentro, aunque no te vea por un tiempo, y estás cerca, mucho más que algunos que veo todos los días; no sería cierto despedirte.
Aprendo a no-despedir-te.
Cada cosa de las que se nos han regalado compartir, te hace ser amigo, hermano, cercano, único para mí. Voy a honrar este lazo, eligiendo cada día aquello a lo que se me invita a dar mi sí, como vos.
Cada uno en lo suyo, haciendo de esta amistad y de todo lo compartido, una fuente fresca y vital en donde venir a buscar un poco de alivio y fuerza para el camino.
¡Amigo, te quiero!
Buen y feliz viaje...llegada y estadía!!
Ya tengo un motivo más para seguir soñando con Italia!
"¡FELICES LOS QUE ESTÁN LEJOS...PORQUE EN EL REINO DE LOS CIELOS NO HAY DISTANCIAS!"
ResponderEliminarUN ABRAZO SIN LÍMITES NI FRONTERAS...
Perdón Analía, soy Alicia y me salió anónimo. Tené paciencia conmigo y arreglá el comentario, Besos a las chicas.¡Tanto tiempo sin vernos!
ResponderEliminarjeje...gracias Alicia!
ResponderEliminarY ya me había dado cuenta que eras vos.
Me gusta "en el Reino de los cielos no hay distancias", ya lo creo que es así.