sábado, 23 de febrero de 2008

PreSenCia y AusenCia de Dios...

El gran misterio de la revelación divina es que Dios entró en intimidad con nosotros no sólo con la venida de Cristo, sino también con su partida.

H.Nouwen - El recordatorio viviente.

Dios está más allá, más allá de nuestro corazón y nuestra mente, más allá de nuestros sentimientos y pensamientos, más allá de nuestras expectativas y deseos, y más allá de todos los sucesos y experiencias que constituyen nuestra vida. Y sin embargo Dios es el centro de todo eso. Y aquí reside el centro de la oración, ya que se vuelve visible que en ella, la distinción entre la ausencia y la presencia de Dios ya no pueden distinguirse. En la oración, la presencia de Dios nunca se separa de su ausencia, y la ausencia de Dios nunca se separa de Su Presencia. La presencia de Dios está tanto más allá de la experiencia humana de cercanía que facilmente se percibe como ausencia. La ausencia de Dios, por otro lado, a menudo se percibe con tanta profundidad que conduce a un nuevo sentido de la presencia de Dios. Así lo expresa poderosamente el salmo 22, 1-5:

Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?
¿Por qué estas lejos de mi clamor y mi s gemidos?
Te invoco de día y no respondes
de noche y no encuentro descanso;
y sin embargo, Tu eres el Santo,
que reinas en las alabanzas de Israel.
En confiaron nuestros padres
confiaron y tú los liberaste.

Esta oración no es solo expresión de la experiencia del pueblo de Israel, sino también la culminación de la experiencia cristiana.
Cuando Jesús dijo estas palabras en la cruz, la soledad total y la aceptación completa se unieron. En ese momento de completo vacío todo se cumplió. En esa hora de oscuridad, se vio nueva luz. Mientras se manifestaba la muerte, la vida se afirmaba. donde la ausencia de Dios se expresaba más abiertamente, su presencia se revelaba con mayor profundidad.
Cuando Dios a través de la humanidad de Jesús, eligió libremente compartir nuestra experiencia más dolorosa de ausencia divina, se volvió más presente para nosotros. Es en este misterio en el que entramos a rezar.



H.Nouwen - Abriéndonos

2 comentarios:

mj dijo...

Hola Analía, gracias por tus visitas a la Danza del Tiempo y el espacio. Gracias por tus comentarios, tan oportunos y buenos. Este tiempo de tanta reflexión, de tanta nostalgia..., a veces de inseguridad, nos trae esa impaciencia de la que me hablas y sobre todo con nosotros mismos..., bueno nos queda el consuelo de que también es tiempo de crecer, avanzar en todo aquello que nos hemos propuesto, lo importante es: que nos damos cuenta de ello.
Recibe un fuerte abrazo
Jose

Analía dijo...

Jose...gracias siempre por cada palabra en mi blog...y en el tuyo, que animan, y que hacen sentir acompañado.
Confío en todo lo que este tiempo me regale como aprendizaje y como desafío para crecer.
Un abrazo.

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